martes, 6 de agosto de 2013

leonel duarte, la otra banda del fútbol cubano

Leonel Duarte, la otra banda del fútbol cubano


Por: Mario Herrera

Esta es una entrevista que tiene un tiempito, la hice cuando apenas estudiaba en el curso que luego que habilitó como Narrador y Comentarista Deportivo. Desde mi punto de vista no pierde vigencia y por eso le he dado un retoque (a sugerencia de un amigo).


 Cuando lo vi jugar por primera vez pensé: “Este tiene algo distinto, fantasía en los botines”, y supuse que llegaría lejos. Esa magia quizás innata en él, fue pulida, dice Leonel Duarte, “por el profesor Dagoberto Lara, que me enseñó a driblar, a eludir contrarios, la bicicleta…”, así llegó con 14 años a la selección nacional sub-17 en el año 2001.Sin embargo, ya no se ve al rubito delantero por ningún lugar. Leo me dice con tristeza que “…hace un año, un mes y cerca de siete días que no juego de forma oficial”. Si, se retiró Leonel porque”... muchas cosas tienen que cambiar”.
 
Leonel Duarte Plá  nació en Ciego de Ávila. Dejó el kárate y la guitarra por el fútbol. Empezó como portero en la escuela, por su estatura, luego participó en juegos escolares hasta que lo convocaron para la selección. Tuvo que batallar fuerte el chico que solo podía hacer dos dominios con la cabeza, y casi a punto de ser descartado, afloró el milagro. Su primer evento con un equipo grande fue una eliminatoria mundialista “…que es el tope que tenemos los equipos cubanos, llegar a la hexagonal (…) en algunas esferas de la Asociación Nacional, hay cierto conformismo y a la larga se espera que no pasemos de esta fase”, comentó.
 
Llegó a la selección mayor en el año 2005, en la Copa Oro, y desde entonces, ha sido uno de los jugadores que más ha gustado a la afición cubana.

“Es una lástima que los aficionados cubanos sientan tanto a otras selecciones y clubes, los conozcan y no a la nuestra, aunque el espectáculo que podemos ofrecer no es tan bueno; pienso que todos debemos hacer algo al respecto, la prensa, los medios, la propia Asociación, para llevar a los muchos fanáticos al fútbol al estadio, para ver si un día, logramos el sueño de llegar a un mundial”. Desde el inicio de su vida como atleta sólo ha visto llenarse el estadio Pedro Marrero en el histórico partido ante Costa Rica y en la eliminatoria rumbo a Sudáfrica 2010, cuando nos visitó la selección de Estados Unidos, en este último quizás por la expectativa que generaba el evento y el hecho de jugar de noche por primera vez en La Habana ante tan gran equipo.
 
Pero… ¿cuáles son esas cosas que deben cambiar?
 
 “Desde mi modesto punto de vista, hay muchas cosas que no se pueden hacer por falta de recursos económicos, pero hay otras que no se hacen por falta de motivación, de inteligencia, de atención a los atletas, que no permiten que los jugadores lleguen al máximo nivel competitivo con una adecuada preparación (…) en el campeonato lo único bueno es que se logró que el traslado fuera en ASTRO, porque el alojamiento, la alimentación, el arbitraje, la atención a los atletas, los estadios, la calidad del terreno, las pelotas, todos estos son aspectos que van contra el campeonato, del público, que no pueden ver un buen partido. No creo que exista profesionalidad en el trabajo.
 El alojamiento es en cualquier EIDE, casa de visita, en estadios de pelota. No son infrahumanas pero para nada las necesarias para el correcto descanso de un atleta; a veces hay mosquitos, mala alimentación, hasta huevo en polvo he comido, no hay una ducha con agua caliente, baños con mal olor; en los estadios no hay camerinos y en algunos no hay ni cerca ni asientos y todos sabemos qué ha pasado en esas condiciones con el carácter de los cubanos”. “Perdí la motivación de jugar con la selección después de la Copa Digicel. Estoy consciente de no ser un delantero de muchos goles, más bien me sacrificaba para arrastrar marcas y dejar que otros anotaran, por eso siempre funcioné tan bien con Roberto Linares, el mejor delantero en los últimos cinco años. Pero se dejó de creer en mí, no tuve la suerte de definir en algunos momentos. La Comisión hace rato me veía como un líder negativo. En un grupo donde todos obedecen y alguien no está de acuerdo porque tiene una opinión diferente, es visto con malos ojos. Luego, no me convocaron para los amistosos ante El Salvador y Panamá”. 

¿Cuáles pudieran ser las motivaciones para que regreses al fútbol? “Una Comisión nueva, que tuviera motivaciones distintas, que sienta como nosotros, nos diera la cara ante los problemas, que haga las cosas de forma distinta, porque llevamos mucho tiempo con un mismo método y no funciona (…) jugando a domicilio solamente no vamos a avanzar. Esa Comisión debe hacer que los jugadores nos sintamos bien económicamente, que nos sintamos profesionales, pero no hablo de grandes cantidades de dinero, sino de ser respetados por lo que hacemos, esa sería la motivación ideal para cualquier atleta”. De ahí saltamos a las Copas Digicel, nunca la habíamos ganado aún siendo favoritos. Me aclara que la culpa es de los atletas”… por falta de un evento competitivo fuerte no hemos sabido llegar. Juegan los equipos cubanos siempre un primer tiempo muy bueno y pierden la concentración por falta de oficio en el complementario, de ahí que no seamos campeones nunca de este evento, teniendo a veces los mejores hombres por posición”.

Parte II: Fútbol cubano, migración y sueños.

 Creí ilógico conversar con un atleta que ha visto la deserción de muchos compañeros y no tocar el tema. Si alguien sabe qué siente un equipo cuando le faltan jugadores es él, pues ha vivido el fenómeno con la selección mayor y con la olímpica. Comenzamos con Maikel Galindo, que abandonó la concentración en la Copa Oro 2005. 


“Para mí no afectó la salida de Galindo el estado de ánimo del equipo, porque en ese momento ya no había nada que hacer. Perdimos 4-1 ante Estados Unidos y 3-1 ante Costa Rica. No significaba nada el partido ante Canadá. Para 2007 era otra la cara, teníamos un nuevo técnico, para mí el mejor que hay en Cuba, y una nueva generación, excelentes jugadores que no tenían miedo de enfrentar a rivales superiores. Recuerdo que los más jóvenes llegamos la noche anterior por problemas de pasajes y nos acostamos a la una de la madrugada para jugar al otro día a las siete de la noche, pero eso no influyó en nuestro estado de ánimo. Se jugó y al final México nos empató y dio vuelta al marcador. Luego vino el partido ante Panamá. En ese momento ya nos había abandonado Lester Moré, que realmente no tenía las mismas motivaciones con la selección, no era siquiera regular, pero después de los panameños, Osvaldito Alonso, un pilar en el mediocampo junto a Colomé, dejó el hotel. Salimos ante Honduras no desmotivados, pero sí desconcentrados. No sabíamos qué pasaba, dónde estaban, qué había sido de sus vidas. Además hubo que hacer cambios extras, yo me había sentido unas molestias en la espalda y no pude ser titular, hubo un jugador suspendido por tarjetas (Silvio Pedro Miñoso) y Clavelo jugó con un tobillo casi inutilizable, si le sumamos la poca experiencia de los que suplieron esas ausencias, sumemos y ahí verás el resultado”. 

El rostro se le tornó triste. Ya imaginaba a qué meta tenebrosa estábamos a punto de llegar. Preolímpico de CONCACAF, fase hexagonal, año 2008. Antes de esa fase, la selección olímpica llevaba un paso impresionante. Saldo de 25 goles a favor y uno en contra. Entre Linares y Leo se repartían veinte de esos goles (12 de Linares y 8 de Leonel). Apenas llegan a suelo norteamericano, el primer reto: Estados Unidos. El partido termina empatado. Al día siguiente, la pesadilla. Siete jugadores y un preparador físico abandonaron al equipo. 

“Desde que llegamos nos decían que desertáramos, que nunca le ganaríamos a Estados Unidos. Estábamos muy nerviosos. Nos anotaron un gol, Edú, y a partir de ahí, perdimos el nerviosismo. Linares empató casi al final del primer tiempo, y después las cosas nos salieron bien. A Roberto le sacaron roja por doble amarilla. Terminamos muy cansados pero contentos. Así llegamos al hotel y a la hora de la cena, cinco jugadores abandonaron al grupo y por la noche, en la conversación de la selección nos enteramos. Fue un golpe muy duro porque los que dejaron la concentración eran titulares, entre ellos el que para mí fue el mejor jugador del partido, Pepe (José Manuel Miranda), un tremendo portero y persona. Jugadores suplentes tuvieron que llenar el hueco dejado, y cargar con el enorme peso de estar en un preolímpico, más tantos cambios y ante Honduras. Entonces, antes del partido, otros dos compañeros y un preparador nos dejaron también. Llegamos al juego ante Honduras con diez hombres. Existe una foto que nos marcó para siempre la vida donde estamos nosotros en el campo, el banco con los preparadores que quedaban y una bandera cubana en los asientos. No había nadie más. El mismo público que antes nos había dicho que nos quedáramos, ahora nos aplaudía todo el tiempo, se dieron cuenta que íbamos a jugar, que lo dábamos todo en el terreno, que no regalaríamos nada. El día antes, Luís Hernández, el Comisionado Nacional, nos preguntó qué queríamos hacer. Nosotros le dijimos que jugar, a eso habíamos ido. Había cuatro jugadores con calambres del agotamiento, otros dos jugaron cojos, lesionados. Aguantamos hasta el minuto 70. Después vino Panamá, ya con Roberto, pero no podíamos más. Perdimos 4-1. Regresamos once”.

Ese mismo año Cuba enfrentaría un reto mayor: la eliminatoria rumbo al mundial de Sudáfrica 2010. La Comisión Nacional cree que en ese momento, la selección llevaba la imagen de un técnico extranjero, y traen al alemán Rainold Fhanz. 

 “No creo que una selección lleve la imagen de un técnico, porque los que juegan son los atletas. Sí necesitan un sello. A pesar de perder jugadores, había en Cuba otra buena cantidad para hacer un equipo. De Fanz aprendí mucho a ser un profesional, a llegar temprano a los entrenamientos, usar los tacos adecuados, tener responsabilidad para descansar, pero desde el punto de vista futbolístico, creo que chocaba la idiosincrasia del fútbol alemán, más fuerte, de trazos largos, con la nuestra, que aunque no tenemos estilo propio, tenemos una picardía distinta, otro estilo, costumbres de jugar con técnicos cubanos. Creo que no hubiésemos clasificado, pero sí un mejor papel. Recuerdo que jugadores claves como Pedro Faire, Alaín Cervantes, que eran titulares desde hacía muchos años, maduros, competitivos, dejaron de serlo para dar paso a otros talentosos, que no estaban listos para enfrentar a equipos de alto nivel, solo porque diferían de él, o no jugaban como a él le gustaba. No había tiempo para enseñar a los nuevos. Cambió muchas cosas en un equipo que en dos o tres meses debía enfrentar un evento mayor”. 

Durante esa eliminatoria, otros dos jugadores necesarios para el fútbol cubano, no así para el técnico alemán abandonaron la concentración en suelo norteamericano, Reinier Alcántara y Pedro Faife.  

Parte III: Pienso que…

Me comentó Duarte que las giras por Alemania les eran muy útiles…”pues nos daba la oportunidad de jugar con equipos altos, de trazos largos, diferentes de los de la región. Nos permitía hacerlo en condiciones muy similares a las que íbamos a tener, terrenos sintéticos, en perfecto estado, a grada llena; lo malo fue que jugamos casi todos los días y hubo un gran desgaste físico, y desde el punto de vista económico, estábamos fuera un mes y podíamos comprar cosas para la familia. Creo que en Cuba, no se habla de beneficios económicos para los atletas. Me parece que una persona que dedica su vida al deporte, que se levanta, entrena, almuerza, descansa, entrena, se tiene que acostar temprano porque al día siguiente debe seguir el ciclo, y lo hace por diez, quince años, lejos de la casa, de la familia, de la pareja a veces, debe recibir un beneficio económico por tanto empeño sacrificio, por tanto amor a la patria”.

“Soy poco optimista, como ex atleta, para la próxima eliminatoria. Creo que ya es hora de que ocurran esos cambios de mentalidad, para que los atletas se sientan con el poder de lograrlo, de jugar y ganar. Ahora, desde el punto de vista de un aficionado tengo mucha esperanza por los nuevos talentos y los jugadores veteranos, además confío en el cuerpo técnico”. 

Me dice el eterno 19 que sus amigos prefieren ver el fútbol internacional al béisbol, lo que me llevó a otra pregunta: ¿Alguna vez se acercó algún club interesado en tus servicios? 

“No tanto como un club, pero si muchas veces se acercaron personas para que nos quedáramos o para que hablásemos con la Comisión para que nos dejaran jugar en clubes. Recuerdo que en el preolímpico se nos acercó un señor que decía ser representante de Argentinos Juniors y de Newells Old Boys y que estaba interesado en hablar con el gobierno cubano para que cinco de nosotros nos probáramos allá, también en Alemania se no acercaron varias personas, pero no específicamente un Club” “… muchos jugadores cubanos tienen posibilidades de jugar en la liga mexicana, en la española, en la francesa, en la alemana. Imagino por ejemplo, a Jaime Colomé jugando en la liga francesa, a Marcel Hernández y Maikel Chan, donde ellos quieran, a Cervantes en el Madrid, y no le pesaría porque es el jugador más adaptable que conozco”. 

“Pienso que la salida de jugadores al extranjero sería todo beneficios; miremos a los músicos, los peloteros que han salido en otros momentos de su carrera deportiva; no creo que un ser humano deba ganar más de lo que realmente necesita para vivir, pero si sería muy bueno para todos que los jugadores pudieran insertarse en competencias de mayor nivel. Es necesario jugar al máximo nivel todo el año o te estancas, además, el fútbol en el mundo se desarrolla, se juega todo el tiempo y al mundial solo asisten 32, por lo que es imposible que jugando solo en casa y sin muchos partidos internacionales, pretendamos clasificar. Creo que deben hacerse acuerdos económicos con los clubes, para que el atleta tribute al Estado y gane lo suficiente, eso nos motivaría y elevaría la calidad (…) Si algún día yo saliera de Cuba y me llamara la selección, vendría rápido, no solo yo, cualquiera de los que desertaron, porque aunque lo hayan hecho, somos cubanos, y lo hicieron por ayudar a sus familias económicamente, por jugar en torneos de mayor nivel”. Siento un gran respeto por la afición; la afición son mis amigos, aquellos que me enloquecen y me preguntan cuándo Cuba va a clasificar, mis padres, la gente del barrio, los compañeros de la Facultad de Lenguas Extranjeras donde curso un tercer año. Ellos fueron los que empezaron a corear mi nombre ante Estados Unidos y después la gente siguió” (…) “He tenido dos grandes momentos en mi vida como atleta activo, de la primera acabamos de hablar y la segunda, cuando me nombraron en el Todos Estrellas del preolímpico de CONCACAF”.

Parte IV: La deuda eterna

Quizás no le dije algo a Leo. Esos muchachos del preolímpico de CONCACAF de 2008 son mis héroes. ¡Si señor! Creo que todos los cubanos tenemos una deuda eterna con ellos. Si fuesen peloteros los hubieran recibido con las calles repletas, con una gigantesca convocatoria popular, pero no tuvieron nada de eso. A ellos les debo una parte de mi identidad como cubano de Cuba, del honor y el privilegio de ser hijo de este país, con sus virtudes y defectos. Ellos han mostrado a Cuba y al mundo el verdadero concepto del coraje, del valor, de la verdadera “guapería” que es dar el frente a los problemas cuando se anda en desventaja. No cuando las tenemos todas, así no tiene mérito. A cinco años de esa hexagonal frustrada, no es tarde para rectificar. Muchas gracias Leonel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario