¿Jura decir la verdad?
Caso Comunales Habana Vieja |
Por: Mario Herrera
Llega el Señor
Juez. Le pregunta al Secretario qué caso nuevo hay para el día. “Hoy tenemos un
caso de desvioderecursicidio”. Que pase el acusado. “¡Juan Marcharte
Chivichaaaana!” Y pregunta el Secretario si jura decir la verdad, solo la
verdad y nada más que la verdad.
Entonces comienza
la lucha entre el Juez y el delincuente. Una vez más la lucha eterna entre el
“bien” y el “mal”.
Chivichana comenta
cómo logró robarse más de treinta tres millones de pesos, casi treinta cuatro. “Es que
soy sub director económico de comunales, o `gerente’ de una fábrica de compotas
o de la Casa de la Música de Matanzas”.
El Juez se queda
pasmado. Cómo es posible que sea tan fácil robarse tanto dinero.
¡Chivichana,
Chivichana! Usted no tiene remedio.
“Perdone usted, su
excresencia. Es que yo alquilaba un `Iunday` del bueno. Tener un Atos ya me
quitaba categoría y eso hay que entenderlo. Lo único que hice fue aprovechar
los resquicios del sistema”.
Y así
sucesivamente. Hasta que el Señor Juez dicta sentencia.
Desde siempre
existió quien se aprovechara de las cosas, de las situaciones, quien sacara
provecho de los mecanismos. La inocencia del cubano de antes de la crisis
económica de los noventa hizo que no fuera tan visible y sí muy censurable
socialmente este tipo de hecho.
Pero las cosas
cambiaron con el derrumbe del socialismo en el este de Europa. Perdimos mucho
económicamente, cerca del 86% del mercado cubano y entramos en el pundonoroso
y… pundonoroso Período Especial, vamos, nombre eufemístico dado por los
insensócratas para no decir Crisis Económica.
Con el Período
Especial apareció el Desvío de Recursos, o sea, el robo descarado de los
recursos del estado y aparecieron los Gerentes que vivieron mejor que nadie, y
así sucesivamente.
Cuba dejó de ser
el país que era, esa inocencia, esa conciencia revolucionaria, de sacrificio de
uno mismo por lo demás y por los demás, fue menor, para no decir que
desapareció. Nacieron los Chivichanas de la gerencia. Y veo ahora los videos.
No siento envidia por el nivel de vida, sino pena porque con ese ritmo de
pérdidas no habrá salario aumentado para nadie.
¡Le sumba el mango
que el médico siga con su salario por culpa de otra gente!
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