Carta a Robin Hood
Por: Mario Herrera
Quisiera empezar como empiezan todas las cartas con un “estimado…”
pero no. También el “desearía que al recibo de la misma se encuentre bien”
sería una actitud hipócrita de mi parte porque lo que realmente quisiera es
verlo preso o con una mano de menos, probablemente más. Entonces ya sabe por dónde
anda la cosa.
Solo le escribo
porque usted probablemente no se acuerde de mí. Hace un año tuvimos una
diferencia de opinión. Tenía mi casa cerrada porque no quería visitas y usted
decidió abrirla a patadas para entrar.
No sé qué piense
pero desde mi óptica, las pertenecías eran mías. El televisor, el DVD en chino,
equipo de audio, el CD de Los Tres Tenores, camisetas de fútbol, arroz, comida,
aceite, calzoncillos y hasta la caja de condones. Sigo sin entender cuándo y
por qué usted creyó ser el propietario de mis cosas.
Le cuento más, las
extraño; hasta he soñado con usted y su amigo. Las ganas que tengo de tenerlos frente
a frente. Soy honesto cuando le digo que ni me he regañado por tener fantasías
fascistas de torturas. Hasta he sentido nostalgia de las leyendas urbanas de
países que le cortan la mano a quien robe. Sería tan feliz de verlo sufrir así.
Siempre habrá quien
piense que soy cruel. Yo lo habría hecho en otro momento.
Sin embargo no
todo ha sido malo desde su indeseada visita. Pude comprobar la cantidad de
amigos que tengo. Mi casi hermano en La Florida se enteró por otra persona porque
no le dije nada; sabía lo que haría y lo que hizo. Ese tipo de respuesta rápida
que solo damos a quienes queremos. Un carpintero reparó en una mañana lo que
usted rompió y me cobró la mitad del precio en el mercado. Los niños del barrio
no se movieron de mi lado y hubo quien presionó a sus padres para que me
trajeran desde café hasta cualquier cosa que sirviera
Aunque llevaba
unos meses en la redacción deportiva de mi emisora, no tenía contrato. El
entonces director de la redacción me contrató apenas se retiraron un par de
colegas cuando lo usual es que demores un par de años.
Estaba soltero
cuando aquello y menos de un mes después ya tenía pareja; un nuevo contrato en
la televisión, incluso puede que me haya visto sin saber quién soy, o que lleva
puesto una de mis camisetas o mi calzoncillo negro de los sábados.
Vamos, que ha sido
un punto de partida o de cambio positivo, pero igual me encantaría verlo tras
las rejas, más porque si lo encierran la Caja de Resarcimientos pagará los
daños, y para que se entere, no cometí la torpeza de darle valor a las
propiedades en CUC, sino en su equivalente en moneda nacional. Lo que pasa es
que si lo das en CUC, la Caja te hace el cambio a MN uno a uno. Así que si
sabe, haga cuentas.
Y ahora que lo
menciono, ya hay reja en mi casa. Así le será un poco más difícil volver a
hacerme la gracia.
Como puede ver me
sobran los motivos para fantasiosas fantasías fascistas de tortura hacia su
persona y no puedo desearle nada bueno, solo que no tenga suerte, mínimo.
Sin más
Yo.
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