Por:
Mario Herrera
La fe es algo curioso. A veces se pierde con
una facilidad tremenda. Otras, es una cabezona, una caprichosa dama, un sujeto
arrogante, llámelo como quiera. No soy un sujeto de fe religiosa.
Me
dicen "loco" por tener fe en algo "descartable" para la
mayoría de los cubanos: nuestro fútbol.
Les
tengo fe. Les tengo Fe porque he visto lo que pasan a cada rato en el
campeonato nacional. Porque viajan desde La Habana hasta Guantánamo en una
guagua (o bus), pueden llegar allá, y después de esos casi mil kilómetros y más
de trece horas, si tienen oportunidad, entrenan para estirar los músculos y al
día siguiente juegan y se entregan como pocos. Puede que las cosas salgan bien,
o mal, o ni salgan, pero después de cenar, a veces los montan directo en la
misma guagua y de regreso. Otras descansan hasta las cinco de la mañana para
regresar.
Le tengo fe porque los he visto llorar con una
derrota de la selección. Recuerdo al mejor jugador, a ese que cuando te
preguntan el favorito de todos uno dice sin temor quién es, esconder la vergüenza
deportiva tras la derrota contra Honduras en el Marrero y no querer hablar con
nadie. Ese mismo jugador que terminaba los entrenamientos adolorido (por todas
las heridas de guerra de años en las peores canchas y condiciones) y al
finalizar su jornada, lo tenían que ayudar a llegar a la enfermería para
acupuntura y con eso aliviaba hasta la sesión de la tarde. A ese mismo Jaine
Colomé Valencia lo he visto por años entregarse a cambio de nada. Imaginen que
vino a tener su propia casa hace nada porque el fútbol "no es importante
para algunos". Ese mismo hombre que soportó el criterio de un jefe que
dijo "que si fuera por él, el fútbol no viajaba al extranjero ni
participaba en eventos porque no ganaba nada, pero que se salvaban por tener
dinero propio", y en una reunión con la selección nacional.
Le
tengo Fe al fútbol cubano a pesar de cuestiones con las que no estoy de acuerdo
y decisiones que no me resultan atractivas.
Les
pregunto a los hinchas de Messi, CR7 o cualquier jugador si sus estrellas se
sacrificarían, incluso la salud, por un juego como el fútbol. Quizás jugarían
amateur, como los nuestros, pero dudo que bajo estas condiciones que tenemos,
siempre a jugar a las tres de la tarde, con los calores cubanos, con un
transporte como el que nuestro; con el uniforme "francés", el de
"antierrr", o lo que es lo mismo, el del año pasado, y antepasado, y
ante antepasado.
Le tengo Fe a mis "chamacones" que
van a las eliminatorias olímpicas por lo que muestran cada vez que salen a la
cancha, aunque se estanquen en su crecimiento por la decisión errada de no
contratarlos y que espero termine de una vez la imposibilidad, mientras el
resto de los jugadores se hacen profesionales.
Les tengo Fe a los que irán a la Copa Oro a
pesar del ascenso del nivel en nuestra región y el estancamiento nuestro.
Les tengo FE a ustedes, mis jugadores
favoritos, mi selección nacional, la mejor del mundo para mí.
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