Por: Mario Herrera
La Habana vive un
aire diferente cuando Industriales está en Play Off. Lo ves en la gente que
sonríe, que no la piensa y busca a algún nacido fuera de la capital para
enredarse en una discusión sin fin. No se habla de otra cosa en ninguna parte.
Se llena el
estadio. El gigantesco Latinoamericano alberga oficialmente a unas cincuenta
mil personas. La gente no hace caso del espacio y dicen que hasta sesenta mil
es poco en ocasiones.
Los jugadores
saltan al terreno a calentar y una bulla te prohíbe hablarle a tu vecino.
Hace unos años
nacieron los leones de Carlos III. Se roban el show por un instante. Primero
fue uno, luego el otro. El público grita emocionado, los niños quieren tirarse
fotos con ellos, tenerlos cerca.
Casi comienza el
juego; los padres nuestros, ave marías, que viva changó. Sobre el banco de
tercera los aficionados visitantes intentan hacerse sentir. A veces lo logran.
Las cámaras están
listas. El árbitro da la orden: ¡Play
Ball!
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