Por: Mario
Herrera
Lo que vi el pasado sábado en jornada del
Campeonato Nacional de Futbol es inaceptable.
En 2003, si la memoria no me falla, los
equipos Ciudad Habana y Camagüey jugaban una fecha del nacional de entonces
cuando hubo una riña entre jugadores, público y un final tremendamente nefasto
con ecos cuando el equipo habanero devolvió la visita.
Desde entonces los partidos entre estos dos conjuntos
son algo pasados de temperatura.
El pasado sábado el duelo empezó tranquilo
hasta la expulsión de Joel Colomé. Terminó el primer tiempo con empate a cero y
en el segundo el Habana marcó el gol que les dio la victoria.
Todo iba bien. Yo entrevistaba al DT habanero
cuando se armó lo que en buen cubano llamamos “el corre-corre”. Nos volteamos a
ver y los jugadores entraban a los camerinos a pelearse entre ellos cual
delincuentes juveniles. Los malos aficionados bajaron a “apoyar” a La Habana.
El DT se volvió loco entre separar a los jugadores y tratar de calmarlos.
Empezaron a volar los palos.
No sé quién empezó y la verdad no me importa,
pero debe haber sanciones severas. Por lo que pude escuchar no empezaron los
locales y fue más la mala voluntad de los pésimos aficionados que la violencia entre
los equipos en sí pero igual, tiene que sonar el látigo.
Las autoridades policiales llegaron cuando ya
los técnicos habían separado a sus muchachos y no actuaron con la diligencia
que les correspondía. Es más, se detuvieron a hacer exigencias que estaban
fuera de su competencia, tengamos en cuenta que se trataba de dos vehículos
patrulla.
Por Las Tunas más de lo mismo. Según la AFC se
reunirá la Comisión Disciplinaria a revisar ambos casos y aplicar las sanciones
correspondientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario