miércoles, 22 de mayo de 2019

Se entregó la lista, pero no nos oyen


Por: Mario Herrera

 Cuba entregó su listado inicial de 28 jugadores de cara a la venidera edición de la Copa Oro, que tendrá  por sede principal a Estados Unidos, con Costa Rica y Jamaica como locaciones alternativas.

 Los nuestros jugarán el primer encuentro, ante México, el día sábado 15 de junio, en el Rose Bowl de Los Ángeles. Su segunda presentación será frente a Martinica, en Denver, el miércoles 19 y cerrará versus Canadá el lunes 24, en Charlotte.
  Por increíble que le parezca, la lista la hemos conocido a través de la página oficial de CONCACAF, debido a que las autoridades de la Comisión Nacional no nos hicieron llegar el listado, una vez más.        
 Por cierto, de los 28, ninguno entra dentro de esa estrategia aprobada por el estado, de llamar a los nacidos en Cuba, y migrados desde niños, o que son descendientes de cubanos pero prefieren jugar por nuestro país, e incluso, aquellos formados por nuestro sistema y que migraron de manera legal y ordenada, se consiguieron un contrato por sus medios, y no esperar las demoras habituales en estos procesos, de nuestro país, que son, por cierto, únicas en el mundo. Tampoco están jugadores que participaron y tuvieron una excelente actuación en la final de la liga nacional.
  Entre estos ausentes, Jorge Villalón, líder de goleo del torneo, o los jóvenes Elder Noda, o Alejandro Peraza… Eso, para no mencionar a Roberto Peraza, del Jarabacoa dominicano, Alberto Gómez, “Beto”, o Eugenio Palmero, del Atlético Vega Real. Los tres, en ese grupo que no prefirió esperar.
  Pero, punto y aparte, como Noda y Alejandro entran en la categoría sub 23, puede que integren la preselección olímpica que se prepara rumbo a la eliminatoria a Tokio 2020.
 La Comisión decidió no hacerle caso al entrenador cubano, Raúl Mederos, o a todos los que defendemos la presencia de los mejores jugadores cubanos elegibles para el equipo patrio, y francamente, lo más preocupante es la ausencia de explicaciones convincentes y reales al respecto por parte de las autoridades pertinentes.
 La final del nacional de futbol demostró varios elementos que siempre hemos defendido en este espacio: el primero, cuán profundo puede llegar a ser el proceso de colonización cultural en nuestra sociedad, que defiende tanto el futbol, pero es incapaz de movilizarse para apoyar a un equipo importante en la historia de este deporte como La Habana, por demás, la capital del país. Santiago fue, en ese aspecto, la otra cara, pero dejó la mala imagen de los campos de futbol en Cuba.
  Pero ambos duelos demostraron que sí se juegan al futbol, que sí hay futbol, y las transmisiones llamaron a muchos incrédulos a apoyar también nuestro balompié.
 De nada sirve que nosotros queramos y los que deciden, no hagan más de lo que saben hacer.

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