martes, 13 de enero de 2015

De Zurda



Por: Mario Herrera
 
Mucho tendrá que cambiar la Sele
De tantas cosas en estos días no he podido escribir una sola letra, y con las ganas que tenía de hacerlo.
 Pero vamos por parte. El sábado era un día que esperaba con mucha inquietud, la selección nacional sub 20 enfrentaría a México como parte de la eliminatoria de CONCACAF rumbo al mundial de Nueva Zelanda de la categoría.
 La presión era grande para los muchachos. El antecedente tremendo de un equipo que logró su presencia en el pasado mundial en Turquía y después destrozó cuanto pronóstico hicieron los sabihondos del fútbol regional para los Juegos Centroamericanos en Veracruz.

 Peor no les pudo ir. El equipo careció de identidad desde el mismo uniforme. Idéntico al de los centroamericanos pero sin bandera, logo, e incluso, el logo de la empresa cubana fabricante. La goleada 9-1 les dejó con el ánimo en el piso. Según las estadísticas de CONCACAF.com, los mexicanos dispararon  veinte veces a puerta cubana por solo siete los caribeños, lo que me llama la atención es que solo seis de esos disparos del Trí, fueron más allá del área.
 Las faltas, México ocho, Cuba seis.
  Ayer los cubanos enfrentaron a Honduras con la obligación de borrar esa triste imagen dejada en su debut. 3-0 fue el resultado favorable a los catrachos. Sin embargo aprendieron la lección. Un primer tiempo dominado por los nuestros con un gol anulado por fuera de juego (que me cuentan los muchachos que no existió), más un cabezazo que sacó de la línea de meta un defensor, bueno, mejor orden, un cambio en la alineación titular (muy conservadora con cinco mediocampistas en mi criterio). Fue atrasado a la defensa Brian Rosales.
 La verdad, mejor cara pero resultado adverso. Lesionados Roberto Peraza y Eddy Sanamé que reposarán bastante para jugar contra Haití.

 Por otra parte La Habana fue sede de la transmisión de un par de programas de De Zurda, conducidos por Víctor Hugo Morales y Diego Armando Maradona. Tuve el privilegio de asistir al segundo.
 En general me dejó varios sinsabores. Primero, no encontré nunca una justificación del porqué del programa aquí en Cuba. Segundo, sé que es diferente, que mira al fútbol desde el ser humano y con la visión de la izquierda, pero se habló muy poco de fútbol y sí mucho más de la izquierda y las cosas buenas vividas en Cuba, quizás por eso se realizó aquí.
 De la Copa América Chile 2015 muy poco. Los contactos de futbolistas retirados o en activo amigos de Maradona fueron una delicia. Algunos criterios con los que difiero y un casi total desconocimiento de los que había pasado en Cuba en materia futbolística. Hubo cosas de las que se enteraron ahí.
 Sin hablar de la producción. La parte no cubana se dejó varias veces la comunicación interna abierta y se escuchaba por la referencia todo lo que se conversaba arriba, en la cabina. Malos movimientos en el sonido. Demasiadas personas en el estudio para ver a estos dos colosos.
En fin, como dijo Víctor Hugo en algún momento: “Un completo desastre la producción.”
 Al finalizar el programa quise que Diego me firmara un autógrafo de una camiseta suya pero fue imposible acceder a él. Una cantidad gigantesca de personas lo abordaron con iguales intensiones pero Cuba ya nada tiene que ver con lo que fue y hemos entrado sin quererlo en la pseudocultura del culto a la personalidad y abordaje en masa.
 Si nos hubiésemos organizado todos hubiésemos logrado la firmita del “Diez” y yo hoy mismo estaría feliz por el gran regalo que tenía para un amigo.
 A Víctor Hugo Morales y Walter Martínez, también en el programa, ni se me ocurrió pedirles un autógrafo. Las instituciones se respetan como se merecen.

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