martes, 1 de julio de 2014

La polémica de Suárez la veo...



Por: Mario Herrera
 
 Luis Suárez ha sido polémica. Unos defienden la sanción de la FIFA y otros no.
 Desde la mordida que le dio al defensor italiano Giorgio Chiellini en el hombro el pasado martes 24 de junio en un partido de fase de grupos del mundial una serie de reacciones ha invadido los medios.
 Al inicio su posición fue negar la acción que las cámaras repitieron una y otra vez. El máximo órgano rector del fútbol mundial fue severo en su sanción: cuatro meses sin vinculación alguna con el deporte de forma oficial, nueve partidos sin participar con su selección nacional y una multa que no es a mí y me duele.
 Enseguida una ola de críticas fue lanzada contra la medida disciplinaria. EL propio presidente uruguayo criticó con dureza la sanción.
 El programa De Zurda de la cadena multinacional Telesur se sumó al llamado a defender al gran delantero albiceleste y fue duro contra la FIFA. Así sucesivamente.

 Pero… ¿realmente es tan perverso este castigo? ¿Se sanciona a todos los chiquilines de barrio? ¿Es hoy día el jugador un chiquilín de barrio? ¿Cuántas veces tiene que ser castigada una persona por una misma acción para que entienda que no lo puede hacer?
 En noviembre de 2010 ya encajó su dentadura en el defensor Otman Bakkal en un clásico entre Ajax y PS. EL año pasado, ya en el Liverpool, su víctima fue un jugador de Chelsea, Branislav Ivanovic pero en el brazo. En total, antes de ésta, ya había cumplido dieciséis fechas de suspensión solo por los dientes (y algunas multas). A eso súmele el insulto racista a Patrice Evra y otros ocho partidos de suspensión.
 O sea, no es que sea nuevo el tema para él, entonces pregunto de nuevo: ¿cuántas veces tiene que ser castigada una persona para entender que no puede hacer algo?
 La sanción para mí es justa por varias causas. Primero la acción de agredir a un jugador y provocarle tal o más cual daño, segundo por la reincidencia, tercero por mentir al decir que no lo había hecho, cuarto por el acto irresponsable de dejar con una acción personal a su equipo sin opciones si tenemos en cuenta la calidad que tiene como jugador y lo que significa el delantero para Uruguay.
 Aunque siento un respeto gigantesco por el presidente uruguayo, difiero pues esta no es una sanción contra todos los chiquilines de barrio. Quizás el jugador nacido en Salto tuvo una infancia difícil, pero hoy día, con un salario de unos diez millones de dólares, ya no es tan chiquilín de barrio.
 ¿Y dónde queda la responsabilidad del jugador con esos mismos chiquilines? ¿Será que ahora enseñarán a morder a los niños?
 ¿Y la responsabilidad con la selección? El Profe Diego Armando Maradona comentaba en su libro “Yo soy  el Diego de la gente” que para el mundial del 94´ tuvo que trabajar duro en temas de salud y más después de la sanción que purgaba. Juró y recontra juró que estuvo limpio dos años para ese mundial que le fue robado por la misma FIFA de manera impune por culpa de un aerosol americano y un “asesinato” ordenado. El Profe conocía de su obligación con Argentina, con sus compañeros, con el fútbol y trabajó en función de eso. No hubo intención de lastimar a nadie por parte del Pelusa. “A Diego le golearon el alma”. Esa fue de la FIFA.
  Pero esta no. Suárez debe aprender de alguna forma. Ahora su ficha para el Braça ha descendido. Luis se disculpó a sugerencia del club catalán que pretende hacerse de sus servicios porque hasta entonces, nada.
 Fue recibido como un héroe en su país.
 Simpatizo con los uruguayos, con su selección nacional por el coraje que muestran en cada partido y la identidad futbolística que tienen, por cómo se sienten con su camiseta y cómo la sienten, simpatizo con el propio jugador que es más que un jugador, un jugadorazo, pero de esos que da gusto verlos en la cancha, pero se le fue a rosca.
 Luis Suárez no es un héroe para mí.

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