miércoles, 9 de julio de 2014

¿Quién lo iba a decir?



Por: Mario Herrera
¿La clave? Amarrar a Robben.
 
 La verdad, si me lo hubiesen dicho al inicio de esta Copa del Mundo de  Fútbol que Argentina estaría en la final no lo hubiese creído.
 De veras. Pensé que tenía posibilidades de avanzar pero hasta semis cuando más por lo accesible del calendario para ellos. Después de verlos jugar me replanteé la posibilidad albiceleste porque, la verdad, no convencían a nadie.

 Esa delantera temible, quizás por los nombres, no funcionó. La defensa estaba lenta no mostraba ese dominio de antaño. Súmele la lesión de Ángel Di María. Sin embargo, le faltaba ese juego, le faltaba defensa, le faltó fútbol, pero uno a uno enfrentó a sus rivales. Derrotó a Bosnia con un gol en el último momento que les salvó la vida, ídem con Irán y Nigeria.
 El susto continuó con los suizos y hasta un infarto provocaron en el estadio cuando una señora de sesenta y tantos años falleció en las gradas de Sao Pablo. Con Bélgica anotaron de carambola en un duelo que daba sueño, pero igual avanzaron.
 Hoy, día de la Independencia en la nación suramericana, los argentinos jugaron el mejor encuentro hasta ahora. Por mucho que hablen de Romero y sus espectaculares atajadas en los penales, para mí el trabajo más duro lo hizo Javier  Mascherano. “El Jefecito” amarró bien corto a Robben para no dejarlo crear ni tirarse.
 Olvidarán rápido el luto por la muerte de Alfredo Di Stéfano debido a la alegría de su selección. No hay mejor homenaje para uno de los históricos de todos los tiempos.
 ¿Qué no me gustó? Los cambios, sobre todo el de Rodrigo Palacios por Enzo Pérez. Palacios no aporta en el juego y cuando la tuvo, la falló. Maxi Rodríguez, aceptable y Kun se olvidó la pistola en los camerinos.

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