Por: Mario Herrera
Es triste saber
que la gente llega a esos extremos. Ser importante, ser un profesional con un respeto
ganado, ser una figura reconocida, y perderlo todo.
Muchos no tienen
idea, o no recordarán a un analista de internacionales de los noticieros
cubanos. Nacido en un municipio del norte de Ciego de Ávila, Fritz Suárez Silva
era un periodista relevante. Sus análisis internacionales eran interesantes.
No hablaré de esta
faceta.
Hace unos días, en
Chambas, pregunté por él. La pena llegaba al rostro de cada persona que me
respondía. “Si lo ves. Está tirado en la
calle. Borracho que no da más…”
Dicen,
y si son mentiras, les juro que no son mentiras mías, que nació en cuna de oro. De padres ganaderos, con finca enorme incluida;
cabezas de ganado vacuno, bovino, porcino, tierras cultivadas, casa enorme,
auto, todo heredado por el periodista con el pasar del tiempo, y todo perdido
por culpa de la bebida.
Sí, lo perdió
todo, hasta el respeto por sí mismo, y paso de tener todas esas condiciones, a
dormir en las calles por voluntad propia, o por falta de voluntad.
Ayudado por las
autoridades locales, reconocido por ser un profesional de la prensa nacional, en
un municipio pequeño “olvidado por dios”, respetado por todos, una y otra vez
renunció a la ayuda, incluso la que vino desde la capital, para tratarse. En
fin, pasó de ser una figura pública importante, a ser un sujeto que vive en las
calles. Dicen que lo vendió todo, y se lo bebió.
Lo último que
escuché, es que nuevamente estaba bajo tratamiento.
EN 2018, participó en la graduación de un grupo de jóvenes periodista en Ciego de Ávila.
Saludos. Buscando información a raiz de una conversación en la que salió a relucir por enésima vez la conocidísima frase de "... y así las cosas, Fritz Suárez Silva...", me encontré con tu comentario que me sirvió como triste noticia. No sé qué razones lo llevarían a eso, pero te confieso que no me agradó tu enfoque para dar a conocer la situación de una persona harto conocida en los medios de comunicación, un tanto denigrante, si tenemos en cuenta que el acoholismo no es un gusto, sino una enfermedad en la que lo primero que se doblega es la voluntad por el deseo irrefrenado de beber y no siempre los tratamientos logran el resultado deseado.
ResponderEliminarEl hombre sí fue orgullo de Chambas y por otro lado, no creo realmente que los habitantes de este municipio estén de acuerdo contigo en lo de "olvidados por Dios".
Nunca olvido los comentarios excelentes de ese periodista. Me encantaba, su despedida era excelente. No está olvidado. Ahora mismo, mirando el noticiero, quise saber de él y encontré su nota. Gracias. Espero que el afecto que le tiene el pueblo haga el milagro en su experiencia para qie pueda continuar narrando la historia cotidiana. Un abrazo Fritz y mi más grande respeto.
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