viernes, 15 de marzo de 2019

Regresa el Maestrito


Por: Mario Herrera

 
 Ya lo sabía. Era una cuestión de tiempo el regreso del Maestrito Peraza al Jarabacoa de la Liga Profesional de futbol de República Dominicana. Sin asombrarme, por su calidad, su juego diferente, no puedo dejar de escribir estas palabras que van más allá de la amistad que tengo con él.

 Sabemos que ve de otra forma el juego. Más inteligente (a mi juicio), sin esa explosividad propia de nuestro futbol, pero sin temor a jugar rápido, dotado de argumentos no comunes. Es, como dije alguna vez, la versión cubana del italiano Andrea Pirlo (salvemos la diferencia), solo que le gusta jugar de “10” y no más rezagado, donde, particularmente, lo he visto mejor. Pero son esas cualidades las que lo han llevado a regresar al futbol del Jarabacoa.
 EN su primer año en Dominicana, Roberto Peraza pasó por mucho. La ida, la primera separación de la familia (valor en extremo importante para él), además de los desmanes que vivió debido a la demora de una firma para poder jugar en el Atlético Vega Real, junto a Alberto “Beto” Gómez. Esa demora de unos 10 días, lo sacó de las posibilidades de jugar como extranjero, según las reglas de la competición quisqueyana, por lo que fue cedido al Bauer, con buena imagen pero sin ofrecer sus mejores prestaciones debido a una lesión.
 Al año siguiente, la salida de Bauer de la competición abrió una oportunidad a Jarabacoa de ingresar en la primera división, y fue llamado. He aquí una disyuntiva: volver a pasar por el proceso trabado de esperar la firma de un alto dirigente con otras funciones mucho, pero mucho más importantes, y probablemente perder la oportunidad, o marcharse y arreglar las cosas por el camino con la Asociación de Futbol de Cuba.
 La lógica indica que la primera opción era más posible, y fue la decisión que tomó. Sin embargo, la respuesta de la Comisión Nacional fue una sanción de dos años sin jugar con la selección. Algo muy triste para cualquier aficionado al futbol que lo haya visto jugar, para no hablar de él y su familia.
 Entiendo el punto de vista de la comisión: el jugador se iba sin negociar con ellos siquiera una posibilidad. Pero de ahí, a la baja del equipo patrio, a no contar con él para nada, va un buen tramo. Es un error garrafal, desde mi punto de vista. Es injusto.
 Peraza regresa todos los años y juega la Liga Sub 23 con el Habana. Si el Nacional de mayores comienza y está aquí, lo juega hasta donde debe marcharse. Ya fue felicitado y agradecido por el Ex DT de la capital, Lorenzo Mambrini, al terminar el Torneo de Ascenso el año pasado. También por comisionados, entrenadores y asistentes en la capital y otras provincias.
 Roberto Peraza, el Maestrito Peraza, es, sencillamente, un profesional. Su salida es lamentable para la Selección, injusta, repito. NO estamos en tiempos de más divisiones. Junto a él, la sanción también llegó al Beto Gómez, con un historial mucho mayor en el futbol nacional.
Keko con la Bota de Oro. A su lado; Dariem Díaz
 Otros jugadores que buscaron contratos en el extranjero, como Keko Fernández, regresan y juegan la liga cubana, o lo que le queda a la liga, una vez retornan de Antigua y Barbuda, mal llamada por algún ignorante, un torneo con nivel de campeonato provincial. Sander tiene 93 goles, está a casi nada de los 100 y en los últimos 4 años, terminó líder de goleo en 3, incluso con el regreso y perdidas varias fechas tras llegar de Antigua.
  Llamo a sumar, no a restar. Llamo a convocar, no a dividir. Llamo a que seamos uno.
 Somos pocos, pero somos muchos. Roberto “el Maestrtito” Peraza, es uno de los nuestros. “Beto” Gómez, es uno de los nuestros. Eugenio Palmero, es uno de los nuestros. Sander “Keko” Fernández, es uno de los nuestros. Yasniel “Buena Fe” Nápoles, es uno de los nuestros. Incluyo a los Danilo Torres y todos aquellos que no son tomados en cuenta. Sé que caben unos pocos y que éstos han de ser los mejores, pero el resto también cuenta.
 Eso, sin mencionar el otro tema, el de los cubanos residentes en el extranjero y la famosa convocatoria de los legionarios.

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