Por: Mario Herrera
Los juegos
panamericanos en Toronto terminan, son historia desde la noche de este domingo.
Para los cubanos llegó lo predecible desde hace un buen tiempo: ya no quedamos
en la segunda posición del medallero general por países que desde 1971 hemos
tenido, a excepción de La Habana 91 cuando ganamos sobre Estados Unidos.
Cálculos hechos
desde nuestros especialistas dentro y fuera del INDER daban a Cuba la
posibilidad real de terminar segundos a pesar de tantos procesos tronchados.
Pero no se cumplieron. Llegar a las más de cincuenta medallas de oro fue un
sueño casi irrealizable y no cumplido.
Habrá entonces quien
ahora discurse con la medalla de la dignidad y sí hay medallas dignas y
resultados más que dignos. Yarisley Silva y ese título y record panamericano me
erizan la piel solo de pensar en ello. Todos los que no ganaron podio pero
hicieron lo mejor de sus vida y en el peor de los casos, lo mejor de la
temporada. Lisandra Guerra y ese accidente tremendo, la imagen del pedazo de
madera que atravesaba la piel de la matancera y las declaraciones suyas de que
quería volver a competir pero no la dejaron.
Cumplieron para mí
los boxeadores cuyas coronas fueron descaradamente arrebatadas como si fuera
1996. Cumplieron y merecen la medalla de la dignidad los que no estaban en
planes y lo hicieron. Cumplieron para mí los que debían tener un equipo que los
apoyara pero sus compañeros decidieron emigrar en medio del evento.
Los remeros y
remeras (para que no me hablen de la cuestión de género después) se superaron a
sí mismos de manera espectacular, en fin, todos los que hicieron lo que tenían
que hacer. Ver cosas espectaculares y sobre todo si Cuba está envuelta en ellas
es emocionante.
Pero también hubo
cosas defraudadoras. Ese partido de voleibol contra Puerto Rico, el de las
mujeres contra Estados Unidos. Las cubanas del baloncesto, aun creo que pudieron
ganarle a Estados Unidos la semifinal.
Mi gran decepción
fue el beisbol. Es el deporte nacional de nuestro país, se le destinan grandes
sumas, es el único que tiene un calendario respetable, extenso y con todas las
condiciones en detrimento del resto y no se corresponde ese resultado tan
mediocre como un tercer lugar panamericano (y la alegría que causó) con los
esfuerzos que realiza el país para su desarrollo y menos aún si son nuestros
mejores hombres. Lo más preocupante es que ese mismo equipo estará en el
Premier 12 de noviembre y sería el del Clásico Mundial de 2017.
Hay deportes que
habitualmente hacen magia. El tiro es uno de ellos pero este año sí tuvieron
una preparación con condiciones y hubo tantos fallos que no creo. Me
decepcionan las medallas que ya estaban contadas y no llegaron nunca. Me
decepciona una final del Judo sin combate, o sin que el que está arriba en el
tatami muestre de qué es capaz realmente, por qué es campeón mundial, por qué
está por mérito propio en una final. En fin, creo que se hizo esfuerzos para
que hubiese más probabilidades y no creo que toda una preparación para un
evento se pierda por no ser tu día.
Pero igual hay
cuestiones ajenas. Las salidas de los atletas de la delegación que migran a Estados
Unidos es un golpe ya habitual. Hay que pararlo de una vez pero cómo. Para mí
es un fenómeno que no tendrá solución hasta que Cuba tenga una economía que
haga poco atractivo migrar pero además, la tan esperada contratación de atletas
es muy pobre. Cierto es que el INDER no contrata, pero también lo es que a
pesar de decir muchas veces que “el hombre es lo primero”, pocas veces he
escuchado a los atletas decir que alguna vez le han preguntado qué quieren.
Terminar en cuarta
posición espero que haga que se tomen decisiones importantes y trascendentales.
El cambio de dirección en el INDER poco antes de este proceso panamericano le
quita luces acusadoras a la dirección saliente y las pone injustamente (a mi
criterio) sobre la nueva. Debe hacerse ciencia, y creo que hasta magia para
recuperarnos. No hacerlo traerá problemas más que serios, y pienso hasta en la
identidad nacional, en la influencia de héroes de otras latitudes adorados por
encima de los nuestros.
Considero que
debemos convocar a los emigrados que no han abandonado a sus selecciones en
eventos internacionales, o sea, llamar a los MLB, a los voleibolistas que
tenemos por ahí con unas ganas enormes de ser llamados de nuevo y que emigraron
porque se sintieron dejados a un lado desde varios puntos de vista, emigraron
porque no tiene anda que ver su generación con las anteriores y por supuesto,
los intereses son diferentes. Considero que o se toman esas medidas o habrá una
pérdida irrecuperable de la cubanía y todo por lo que se ha luchado durante más
de cincuenta años.
No nos gustan los
perdedores, nunca nos gustaron. Nuestro beisbol se ha hecho perdedor, nuestro
voleibol es perdedor en este momento, hemos perdido la segunda posición
continental y terminados cuartos. ¿Qué será lo próximo?
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