Por: Mario Herrera
Hace un tiempo atrás
veíamos con agrado la noticia de la empresa española Joma y su patrocinio a la
selección de fútbol de nuestro país. Lo que más me agradaba era el hecho de que
por fin nuestros futbolistas pudiera intercambiar camisetas con sus rivales, y
no ver nuevamente a un jugador querer hacer ese intercambio de recuerdos, y que
nuestros atletas le hagan la seña: “Solo nos han dado una”. Realmente es
risible pero parte de nuestra realidad.
Cuando el Cosmos
de Nueva York vino a La Habana, pensé que ya estarían en las vidrieras de los
concesionarios Joma de la capital los productos hechos para nosotros. Pensé en
una marea de camisetas rojas “originales” que apoyarían a nuestro equipo. Una
vez más, el error.
Amigos que leyeron
algún post publicado en las redes sociales me comentaban y enviaban enlaces de
tiendas online que te las vendían, hasta en la mismísima China, que te las
enviaba hasta la puerta de tu casa por cincuenta dólares. Es más, en Estados
Unidos también estaban a la venta.
De otros países me
llegan reportes de accesibilidad.
¿Y qué pasa con
nosotros? ¿Ha cumplido Joma? Bueno. De uno de sus concesionarios me comentaban
que la AFC, mediante cheque, pasó por la tienda a comprar algunos elementos
necesarios para que el equipo que recién clasificó al mundial, de futsal,
pudiera hacer el viaje a Costa Rica. Un par de shorts por aquí, unas camisetas
por allá, los porta zapatillas por el otro lado. O sea, una verdadera odisea lo
que debió ser natural y entregado por contrato.
¿Y de nosotros? ¿Las
camisetas? ¿Las leyes del mercado? ¿Y los productos que aparecen en el
catálogo? Bien, gracias. A ver si para cuando volvamos a competición
internacional hay algo.
PD: La sub 15 que estuvo
en Islas Caimán y quedó segunda en ese torneo, vistió Adidas porque…
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