Por:
Mario Herrera
La verdad esperaba mucho más de la selección
en el premundial de futsal con sede en Costa Rica. Se ha cedido demasiado
terreno en la región. Las causas pueden ser disímiles. Algunos dirán que Cuba
no es tierra de futbolistas (a quienes les digo, están muy equivocados). Otros
que el futsal está desatendido. Quizás. Un poco.
Pero igual este ha sido un grupo que ha pagado
por ello, en parte, y el resto viene por la calidad de los jugadores llamados
al conjunto.
Tras el empate a uno en la jornada inaugural
frente a Curazao, ya sabía que venía una tormenta pedante sobre nosotros.
Anoche, el seis a cero fue demasiado contundente y nos obliga a anotarle al
menos siete goles a Canadá, no permitir ni uno solo, y esperar que los ticos
arrollen a Curazao para tener entonces cuatro unidades y no depender de ningún criterio de desmpate.
En este equipo se invirtió. Hospedaje, gira
por Brasil, atención al menos básica creo no le ha faltado. Pero es igual
cuánta plata invierta en un grupo cuando realmente lo que necesita es
invertirla en un torneo. Lo mismo le pasa al nacional de fútbol. Si no se juega
lo suficiente, no se aprende. A diferencia del fútbol convencional, las
condiciones de los tabloncillos no son un problema, sabemos que las
instalaciones para el once están a la buena de Dios. Hay un relevo generacional
que no ha visto mayor volumen de juego y está viciado de lo poco que se hace.
Tampoco se puede hacer un equipo al que
considero le faltan piezas. Creo que jugadores como Malvin Lezcano o Roger
Moratón eran necesarios.
Un torneo de futsal decente, que pase de una
semana y cinco encuentros es una necesidad a gritos; pero no ahora, sino desde
la primera vez que no se pudo clasificar. Fíjense que cuando eran solo dos
cupos para CONCACAF se lograba, y ahora que son cuatro, no podemos. Y es la
falta de un torneo largo, con juegos, lo que nos ha acabado las oportunidades.
EN Cuba se juega futsal. Pero si vemos ahora mismo lo que pasa en la capital
del país: el campeonato provincial detenido hace más de un mes por cuestiones
en la instalación que alberga el torneo; en el resto no se juega tanto como en
La Habana y de la forma en que se hace en la capital.
Pero veamos también el componente social. Hay
atletas que han tenido la suerte de pasar por la selección y han aprendido
cuestiones elementales, pero la mayoría vienen de la calle, no de academias
(las que no existen), y sus entrenadores a veces vienen del mismo lugar, o no
tienen la preparación necesaria. Siquiera son Licenciados en Cultura Física lo
que ayudaría en parte aunque no sean especialistas. Pero hay mucha
improvisación, y a nadie le importa.
Me quedaré por debajo en mis opiniones
seguramente. A alguien le tiene que importar esta serie de desatenciones y
fracasos en un deporte que estuvo más o menos encarrilado, de manera general y
en todas sus ramas, y que ha perdido el rumbo en una batalla interna en la que
todos pierden.
Esta noche, los cubanos saldrán a pelearse el
cupo, no hay otra compañeros. Es lo que
nos toca y desde casa les mandamos el más fuerte de los abrazos y las ganas de
que goleen a Canadá y no permitan,
si no es así, igual, bienvenidos a casa
y a empezar de cero.
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