ZURICH,
Suiza -- Elegir a un nuevo presidente para sustituir a Joseph Blatter podría
ser la segunda votación más importante que celebre la FIFA el viernes.
Horas
antes, los presidentes de 209 federaciones miembros pueden aprobar reformas
diseñadas para poner fin a una cultura de corrupción en el fútbol mundial,
expuesta por los fiscales federales suizos y estadounidenses.
Además,
los asesores legales de la FIFA quien que el paquete de reformas se apruebe
para ayudar a que el organismo mantenga su condición de víctima de la
corrupción ante la investigación del Departamento de Justicia de Estados
Unidos.
Aprobar
las medidas quitaría poder al próximo presidente y al desprestigiado comité
ejecutivo, además de imponer límites a los altos cargos como mandatos máximos y
controles de integridad más estrictos.
Habría
más expertos independientes supervisando cómo gana y gasta la FIFA los más de
5.000 millones de dólares de cada Mundial celebrado cada cuatro años. Esa
fuente de ingresos se ha visto golpeada ante la ausencia de nuevos
patrocinadores, que esperan a ver qué clase de socio tendrán tras las
elecciones antes de decidir si se unen.
"Está
del todo claro que los aficionados al fútbol y socios comerciales de la FIFA ya
no aceptarán más que una plena transparencia en la forma en que se rige el
fútbol", advirtió un comité interno del organismo en que el participaba el
candidato a la presidencia Gianni Infantino, que redactó el borrador de
reforma.
La
demoledora pesquisa estadounidense ya tiene 41 acusados entre personas y
agencias de marketing desde el pasado mayo, y por ahora investiga supuestos
sobornos por valor de 200 millones de dólares.
"Hay
mucho que arreglar en la forma en que funciona el fútbol", admitió esta
semana Moya Dodd, miembro del comité ejecutivo de la FIFA y ex internacional
australiana.
Dodd
ha sido clave para dar más peso a las mujeres en una FIFA de aspecto diferente,
que aspira a comprometerse a "respetar todos los derechos humanos
reconocidos a nivel internacional".
Al
margen de la mala reputación y el vacío de poder en la FIFA, ahora que Blatter
y su principal administrador, Jerome Valcke, están inhabilitados por
comportamiento poco ético, se ha planteado una estrategia progresista
impensable en los años anteriores.
Igual
de impensable era que Issa Hayatou, presidente interino de la FIFA, hable el
viernes sobre la necesidad de cambio desde el escenario.
Hayatou
ha dirigido el fútbol africano durante 28 años, con dos recientes cambios en la
normativa electoral que le favorecen, y en 2011 fue reprendido por el COI por
un pago en efectivo de la ahora caída en desgracia agencia de marketing del
Mundial.
La
respuesta oficial del directivo camerunés a las acusaciones de malas prácticas,
expresadas en una rueda de prensa en Zúrich el pasado diciembre, parecían
chocar con la nueva promesa de la FIFA de "responsabilidad, humildad,
moderación en la cima, respeto y honestidad".
Aun
así, Hayatou instó esta semana a los 209 miembros del organismo a aprovechar la
oportunidad y votar a favor de los nuevos estatutos, que requieren un apoyo del
75%.
Hayatou
también alertó de la "difícil labor por delante", ya que todas las
confederaciones y miembros establecieron 2018 como fecha objetivo para que la
FIFA haya adoptado reformas legales clave. Estos cambios incluyen poner fin al
conflicto de interés en decisiones comerciales y garantizar la independencia de
auditorías financieras y organismos judiciales.
Eso
parece ser el aspecto más difícil de vender a los votantes, que a menudo
ignoraron las críticas a la FIFA y a Blatter volviendo a confiarle el poder.
"No
me llevé una sensación de que la gente se opusiera" a las reformas, dijo
Dodd, una de las asistentes la semana pasada a la reunión de la confederación
asiática de fútbol en Kuala Lumpur.
La
FIFA sopesa una serie de sanciones en caso de que se incumpla el objetivo de
2018, que podrían empezar con un bloqueo de fondos de Zúrich.
En
cualquier caso, los cambios deben empezar por arriba y la FIFA podría verse muy
diferente 60 días después del viernes, cuando entrarían en vigor las nuevas
normas.
El
impopular nombre del "comité ejecutivo" se vería sustituido por un
consejo ampliado a 37 miembros durante el próximo ciclo de elecciones
regionales. Seis de esos puestos están reservados a mujeres, que nunca se
habían sentado en el órgano ejecutivo hasta 2012, cuando la FIFA tenía 108
años.
Quien
sea elegido presidente el viernes estará en el cargo un máximo de 12 años, a
diferencia de los más de 17 de Blatter y los 24 de su predecesor, el ahora
caído en desgracia Joao Havelange, de Brasil.
Incluso
si el nuevo presidente es un príncipe o un jeque, nunca debería tener el mismo
poder en el imperio de la FIFA.
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