jueves, 18 de julio de 2019

Otra vez, y otra vez


Por: Mario Herrera
 
 Volvió a suceder. Varios miembros de la selección cubana de fútbol, esta vez, la olímpica, decidieron no continuar viaje con el equipo en la aventura de llegar a Tokio 2020.
 Hace años es lo mismo: equipos van, equipos que se desarman. Estados Unidos es el paraíso del “No Retorno”.
 Los “jefes del fútbol cubano” deben estar molestos, y podría decir que con algo de razón, porque, a fin de cuentas, han utilizado al equipo patrio como trampolín de viaje y luego, lo han dejado varado en medio del camino, sin, al menos, terminar la encomienda que se les dio.

 Pero, ¿y a ellos? ¿Quién les pregunta a ellos lo que querían para la vida? ¿Quién les habla con claridad, sin miedos, de lo que les espera en realidad en la vida?
 Muchas promesas quedaron en el vacío, es un hecho. Me lo han confirmado jugadores en activo y otros que ya no están. Muchos contratos se fueron a pique sin explicaciones, y con la mentira generalizada a nosotros de que nunca sucedió, que nadie preguntó por fulano o mengano. Tanto como nos lo han dicho, se los han hecho.
 En casa, las condiciones no son buenas. El torneo doméstico es cada vez peor, las promesas de mejora son inexistentes, las oportunidades de ser vistos por ojeadores internacionales son más increíbles aun, como la magia de todo número multiplicado por cero.
 Hay desmanes. Muchos. Pregúntenles a ellos que nos lo cuentan para desahogarse, o con la esperanza de que podamos ayudarlos en algo. A veces podemos y lo hacemos, otras no.
 He defendido por mucho tiempo un criterio, que cada vez más entiendo que es un producto de un idealismo, de un purismo, y que la realidad me corta de cacho en cacho para aterrizarme los pies en pura sangre. Ya no puedo defenderlo más, y que nadie, nadie de los que lee mi blog, me mencione patria, revolución o socialismo en la primera oración, porque usualmente tiendo a pensar muy mal de ese tipo de funcionario estatal; tiendo a ver esas frases construidas para detener cualquier opinión en contra de la decisión como un acto de oportunismo extremo.
 ¿Se detendrá el fenómeno? No lo creo. Será cada vez mayor.
 ¿Nos buscamos nosotros mismos una intervención de FIFA en Cuba? Si. Sin dudas ese río suena por la incapacidad de muchos funcionarios de prever el futuro, o que, quizás, era eso mismo lo que buscaban para destrozar al “enemigo fútbol” de una vez y “salvar a la pelota”. ¿Será una pésima imagen política, económica, deportiva? No creo que a alguien se le ocurra pensar que no es así. ¿Es culpa de los chamacos, de los jugadores que migraron durante tanto tiempo en cada selección que perdió atletas en Estados Unidos, u otras partes? No sé. Pregúntenles, si tienen coraje, a ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario