jueves, 10 de mayo de 2018

La IAAF no quiere que Caster Semenya sea como es


 
Caster Semenya es una atleta sudafricana de 27 años, doble campeona olímpica y triple campeona mundial de 800 metros, y capaz, gracias a su gran calidad y capacidad, su talento atlético, de ser también muy buena en 1.500m y hasta en 400m. Desde el Mundial de Berlín de 2009, que ganó con 18 años, ha sido la dominadora incontestable de la distancia. También desde Berlín, debido a la locuacidad de la federación internacional de atletismo (IAAF), incapaz de salvaguardar la intimidad de sus atletas, todo el mundo sabe que Caster Semenya es una mujer DSD (con diferencias de desarrollo sexual), y su cuerpo genera más testosterona de lo que las autoridades consideran normal para las mujeres.

La testosterona, según los responsables del atletismo y del Comité Olímpico Internacional (COI), es el elemento clave en el dominio atlético de Semenya, que la IAAF, presidida por Sebastian Coe, considera injusto e indebido. Después de batallas científicas y ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), la IAAF decidió hace dos semanas que a partir del 1 de noviembre todas las mujeres con DSD y producción endógena de testosterona superior a 5 nanomoles por litros de testosterona no podrán participar en pruebas entre 400m y 1.500m (incluidos los 400m vallas) a menos que se sometan a tratamientos hormonales para reducir su testosterona. Durante algunos años, hasta que el TAS no exigió a la IAAF que aclarara sus anteriores leyes, la propia Semenya debió someterse a peligrosos tratamientos de estrógenos, con graves efectos secundarios, para poder competir. En ese periodo ganó los Juegos Olímpicos de Londres.
La norma que entrará en vigor en unos meses, apoyada en un estudio científico que ha determinado que en esas distancias la testosterona desempeña un papel decisivo, ha desencadenado una gran cantidad de reacciones, en su mayoría críticas, desde la comunidad atlética y la científica. “Las consecuencias de la norma tienen ramificaciones fisiológicas, deportivas, éticas y de respeto a los derechos humanos”, señala el doctor Jonathan Ospina, de la Universidad Isabel I, de Burgos. “Es una norma que actúa directamente contra Semenya, y tiene un cierto matiz racista y discriminatorio hacia los países menos desarrollados. Según el estudio en que se apoya la IAAF, en otras pruebas, como lanzamiento de martillo y salto con pértiga, la testosterona es también decisiva. Son pruebas con mayoría de competidoras blancas y europeas o estadounidenses a las que no se van a exigir límites”.
Uno de los estudios de Ospina refleja cómo las marcas de Semenya superan solo entre un 1% y un 3% las de sus rivales. “Y una de las exigencias del TAS es que fueran un 10% mejores”, dice Ospina. “Ese límite no se alcanza”.
Quizás la persona más preparada para opinar es María José Martínez Patiño, que fue atleta vetada un tiempo por DSD (tiene cromosomas XY, propios del género masculino, el método que se usaba antes para discriminar, y aunque genera más testosterona de la normal, tiene insensibilidad total a los andrógenos, por lo que no influía en su rendimiento) y es doctora, profesora de la Universidad de Vigo y miembro del comité médico del COI.
Aunque critica la forma pública con que la IAAF ha tratado el asunto, sin respeto por las atletas, Martínez Patiño sí que apoya que se ponga un límite a la testosterona femenina. “Está clarísimo que influye en el rendimiento, aunque no entiendo que la IAAF no entre en las pruebas donde más influye, las de velocidad. Quizás será porque la mayoría de las mejores son de Estados Unidos, y temen sus demandas judiciales”, dice la profesora. “Pero apoyo la norma. Si yo estuviera en la situación de Semenya, si fuera sensible a los andrógenos y me beneficiara de mi producción de testosterona, antes que dejar el atletismo, que era lo más importante de mi vida, me habría sometido a tratamientos para respetar las normas. Lo tengo clarísimo”.
Las ideas también confiesa que las tiene muy claras la atleta soriana Marta Pérez, especialista en 1.500m y médica. “¿Quién decide ahora, cuando se han acabado los géneros binarios, el blanco o el negro, qué es ser mujer? ¿La IAAF? Caster Semenya es mujer y tiene derecho a competir como es. Me parece una barbaridad que se pueda obligar a nadie a seguir un tratamiento peligroso para la salud para cumplir con las normas de un deporte”, dice la mujer, atleta y médica. “Pero es verdad que puede contar con una ventaja competitiva. Alguna medida hay que tomar para adaptar al atletismo a la realidad, que ha cambiando, y no sé cuál...”.
Semenya no ha hablado. Ha tuiteado varias veces que Dios la hizo así y que así se quiere. Y el 4 de mayo, tras la decisión de la IAAF, corrió los 1.500m en 3m 59,52s, su mejor marca. Y ganó.

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