miércoles, 29 de abril de 2015

Tarde mágica en La Habana



Por: Mario Herrera
 
 Cerca de treintaicinco grados de temperatura. Humedad por encima del sesenta por ciento. Once personas agotadas bajan calle G en busca de un pedacito de tierra dura y seca que sirviera si acaso para patear una pelota desinflada.
 Nueve hombres. Dos mujeres.
 Equipos multinacionales, latinos, mezclados y desarmados quizás de las rivalidades habituales. Llamémosles “A” y “B”. Seis jugadores al A: dos uruguayos, un boliviano, un nicaragüense, otro de Colombia y una chilena.
 El B: un chileno, un argentino, dos cubanos y Gabriela.
 Se jugó balompié o fútbol según quien tuviese la pelota. Al final una foto y dos tobillos torcidos.

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