Por: René Navarro Arbelo
Oficio: palabra muy repetida en el béisbol cubano
Con enorme
frecuencia, desde hace años, escucho en nuestras trasmisiones deportivas del
béisbol desde el exterior la palabra oficio; la prensa plana también la emplea
en sus reseñas y comentarios. No oigo en otro tipo de actividades a mis
homólogos hacer referencia a ese término. Parece reservado para las
competencias internacionales de nuestro preferido espectáculo.
Ahora mismo en la
Serie del Caribe que se desarrolla en San Juan, Puerto Rico, mis amigos la han
repetido decenas de veces. Oficio, según el diccionario de la lengua española,
significa ocupación habitual, función o ministerio de alguna cosa, comunicación
escrita de carácter oficial, rezo eclesiástico y función de iglesia.
Oficio, en la
primera acepción, es aplicado en Cuba a los albañiles, carpinteros, barberos,
mecánicos, plomeros, electricistas, etc. Para los practicantes sistemáticos de
cualquier actividad deportiva la palabra oficio quizás no entraña la misma
dimensión. Los adversarios extranjeros reúnen esa condición de oficio, pero los
cubanos – comentan mis colegas – carecen más de una vez de la profesionalidad
que exige ese término.
Yo no creo que el
denominado oficio se adquiera en eventos fuera del país; sencillamente debemos
admitir que nuestros rivales piensan y actúan de una manera que tiene mayor
sentido en varios órdenes. Oficio, en béisbol, es dominar las debilidades del
oponente, funcionar como un reloj en el renglón técnico táctico; aprovechar,
estudiar y adecuar situaciones de juego,
además de los conocimientos generales que necesita un deportista de alto nivel
… y su dirección.
Si somos dueños de una pirámide de enseñanza desde el
nivel escolar y nuestros peloteros fueron armados de todos esos valores hasta
nuestras series nacionales, me cuesta trabajo entender que no haya el famoso
oficio. El béisbol cubano se distinguió antes por su promoción de figuras hacia
competiciones de mayor nivel y no existía la palabra oficio. En los últimos
años otros dieron la talla en diferentes ligas y clubes con buenos o superiores
resultados. Demostraron su maestría y la calidad del deporte que se practica en
Cuba. Ejemplo de ello, sin acudir a las Ligas Mayores de Estados Unidos – donde
varias figuras han brillado -, fueron Yulieski y Despaigne en Japón.
Habrá entonces que
preguntarse si a la hora de integrar un equipo reforzado de Pinar del Río o una
selección Cuba andamos por el camino correcto y obramos con las exigencias de
estos tiempos.
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