Por: Mario Herrera
No estuve de
acuerdo con su decisión pero la entiendo. Yaudel Lahera salió de Cuba con un
objetivo y a solicitud del propio Director Técnico de la selección de fútbol
que participaría en los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz.
Sin embargo antes de comenzar siquiera el evento decidió no seguir con el
grupo.
“El tiempo pasa y a mí se me acaba”, me
dijo cuando conversé con él tras su decisión. Y tiene razón. El Vicepresidente
cubano en el abanderamiento a la delegación rumbo a la cita multideportiva les
dijo a todos: “Tranquilos, lo de la
contratación para que ustedes jueguen en el extranjero y puedan representar
dignamente a su país ya está” . Pero esperar es complicado.
Sin embargo esa
fue su decisión y la respeto. Sabemos que ahora estará fuera de Cuba por los
próximos ocho años y no podrá vestir más la camiseta de la selección según las
normas jurídicas vigentes pues abandonó una delegación oficial en un evento.
Particularmente le
tengo que agradecer mucho a Lahera. Muy pocos saben que en 2012, cuando formaba
parte del equipo que buscaba la clasificación a la final de CONCACAF, hubo un
episodio que mostró cuánto hay que valorar a las personas más allá de las cosas
con las que estamos o no de acuerdo.
El quinto partido
sería en Canadá. A alguien se le ocurrió no llevar un equipo completo y solo
quince jugadores. La noche antes de partir el entonces DT Alexander González le
dio permiso para que fuera a su casa. El fue a su Alamar querido. Un favor le fue
pedido. Se montó en una bicicleta y por un accidente se enterró un eje del
pedal en la pierna que se corrigió con cinco puntos de sutura.
En Canadá el grupo
de quince se quedó en once. Él estaba ahí con su venda y salió a la cancha por
la necesidad, jugó completo.
El cierre de esa
eliminatoria fue en La Habana contra Panamá. De nuevo la necesidad lo sacó a la
cancha. Una patada en la herida y el sangramiento hizo que saliera del juego.
La herida se
infestó y fue complicado. Para la Copa de Naciones del Caribe se recuperó a
duras penas. Aun así jugó a pesar del dolor constante.
Esas pequeñas
cosas se las tengo que agradecer a Lahera.
- ¿Cómo comenzó la historia de este atleta que
daba un toque diferente dentro de las canchas?:
“Me inicié en alamar en la primaria (…) después
fui llamado a integrar el equipo de La Habana del Este para jugar la
provincial; ahí fui campeón cuatro veces. Quedé tres veces líder goleador. Entré
a la EIDE (…) participé en cuatro
campeonatos nacionales, campeón en los cuatro. En un juvenil terminé segundo. Fui
llamado al sub 17 campeón del Caribe en 2008, ese año fui el mejor juvenil de
Cuba. También en 2009 y 2010.
Mi primer entrenador fue Ernesto Ariosa (…)
por mi carrera deportiva pasaron muchos entrenadores pero hubo tres que fueron fundamentales
primero fue Alexander González (Chande),
el otro Darién y para mí la persona que le debo mayor respeto es Raúl González Triana.
Debuté con la Selección a los 19 años y fue
una gran experiencia.
Tuve varias lesiones, sanciones que me
alejaron un año del equipo nacional. Mi mejor momento en la selección fue
cuando quedamos campeones del Caribe 2012
El entrenador
q me convocó por primera vez a la selección fue Triana que me dio esa
responsabilidad y confianza para ser regular en una Copa Oro.”
- ¿Qué motiva a un jugador a abandonar a la
Selección para la que fue convocado?
“La decisión de por qué abandonar la selección
fue que quería jugar profesional. Quiero probarme en otro fútbol y darle una
mejor vida a mi familia cercana.
Pero esto nunca lo tuve en mente; los que me
metieron eso en la cabeza fueron los de la Asociación en Cuba (…) los máximos
dirigentes. Ellos me hicieron sufrir mucho cuando colaboré para que la sub 20
clasificara para el Panamericano 2011 y apenas a unas semanas me sancionaron
sin temor. No me creyeron. Me trataron mal, como a un delincuente. No me
dejaron ni defenderme.
La segunda me llaman a Pre de la Selección
para la Copa de Oro 2013 y me dejan sin explicación me dicen que porque había
cambiado como persona (…) a ese equipo ( y no me gusta hablar así, no soy de
esos) pero llevaron atletas lesionados. Otro dolor más.
Tres golpes no iban a llegar. Eso me ayudo a
decidirme para defender el fútbol cubano aquí en esta tierra”.
- Jugar
con La Habana…
“Sobre
el equipo de la Habana qué te puedo decir. No se me hizo un sueño realidad que
era ser campeón en ese equipo pero digo que es el mejor equipo de Cuba. Fue mi
escuela, dónde aprendí, dónde salí y me hice jugador de selección. Es el equipo
de mi amor y siempre lo será aún estando lejos. Siempre seré ese jugador número
doce. Uno de mis sueños será volver a jugar con el equipo de la Habana en ese Marrero.
La Habana es mi familia y siempre lo será”.
Ya no podré volver
a gritar “Lahera está pariendo un nuevo
gooooooolll” en las transmisiones de la COCO. Ha sido un gusto para mí
conocerlo como persona, como jugador. Nos deja un hueco en la cancha. Su
elegancia, su toque suave y diferente, su fútbol diferente, su carrera
desenfrenada a presionar desde arriba, su pelea constante.
En México estará a
punto de hacer pruebas para jugar si lo eligen. Ojalá y lo logre. Ojalá y de
una vez salgan las normas que permita a los deportistas cubanos salir a
contratarse en otras ligas para no volver a escribir un trabajo como este.
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