jueves, 7 de noviembre de 2019

La pelota. !Ay, la pelota!



Por: Mario Herrera
 

 El equipo cubano de beisbol no enamora. No es un desastre ni mucho menos, pero nada tiene que ver lo que nos ofrece como equipo, con lo que estuvimos  acostumbrados a ver y disfrutar de nuestra pelota en la arena internacional.

 Cierto es, que no llegan, y espero nunca lo hagan, a un capítulo como el vivido frente a Dominicana en los Panamericanos, que ya es el fondo del pozo, desde nuestra opinión (Usted siempre tenga la suya)
 Pero no enamora. Olvidemos lo que ha sido este equipo cubano y su actuación, más bien, su resultado en el Premier 12.
 Hay cosas que cambiar en Cuba, en su beisbol, en la manera de ver al deporte, y esos cambios, si no vienen pronto, terminarán por hacerle un daño tremendo a la persona más importante del mundo: Usted.
 Y no es nuevo: ya desde 2006, Víctor Mesa nos decía que hubo errores puntuales en la final contra Japón del Primer Clásico Mundial, y aseguraba que se podía haber ganado aquel choque. Alfonso Urquiola, en 2010, nos aterrizaba con un criterio que puso a pensar a muchos, a propósito de una de las finales más espectaculares en la historia de las series nacionales de beisbol, entre Industriales y Villa Clara, ganada por los habaneros tras siete juegos. Dijo entonces el profe pinareño que la final había sido atractiva, emocionante, dramática, pero mal jugada en términos de beisbol.
 Es que, a nuestro juicio, es ahí donde comienzan los problemas: en nuestra serie.
 La migración, la falta de un estímulo fuerte, más allá del competitivo, la imposibilidad de desarrollar la serie sub 23 a la par de la nacional para tenerlos a todos en juego la mayor parte del año, el jugar entre nosotros mismos, ya que la serie no puede importar extranjeros, y, enfrentémoslo, la exportación de peloteros es muy floja, y, a excepción de los que fueron a Japón, los destinos no elevarán el nivel de los contratados.
 El cancelado acuerdo Cuba- MLB hizo que volviera la fuga de jugadores a ser una “opción de mercado” para aquellos que ignoran cómo les va de verdad a los que lo intentan. Sí, porque el sueño viene en papel de regalo, pero una vez perdida la envoltura, comienza la pesadilla. No por gusto el juicio a Bartolo Hernández y compañía. Pero nadie escarmienta por cabeza ajena, dicen.
 Cada uno trae su fórmula para arreglar la pelota cubana. Creo, es momento de analizarlas todas, por quienes tienen esa obligación, y hacer cambios radicales que nos ayuden, pero no a poner parches, sino a solucionar.
 Dejar de tratar a los migrantes con desdén y convocarlos a todos, poner del otro lado la excusa de ataque siempre usada por los enemigos de Cuba, a ver qué dirían entonces, sería un primer paso, para después, repensar entre todos los jugadores, los de aquí y los de allá, las mejores soluciones.
 Así, al menos, lo vemos.

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