Por: Mario Herrera
Le hago una historia
que, quizás, no me crea.
Uno de los mejores peloteros cubanos de
principios del siglo XX, fue hallado en Cuba. Claro, la historia es más
compleja.
Cristobal Torriente nació en Cienfuegos en
noviembre de 1893. Se dice que fue
herrero inicialmente, y de ahí el poderío que mostró después, tanto en Cuba,
como en las Grandes Ligas Negras de los Estados Unidos. Torriente pertenece, de
hecho, al salón de la fama de ese deporte en Cooperstown, Estados Unidos.
Martin Dihigo, el Inmortal, decía que nunca se
le dio la verdadera importancia, que todo lo hacía bien, cubría gran cantidad
de terreno en sus desplazamientos, y al bate, era algo fuera de lo común. Jugó en
varios clubes de Cuba desde 1913 hasta 1927, en las ligas invernales de nuestro
país.
En ese período de tiempo, también se desempeñó
en las Ligas Negras de Estados unidos, con igual rendimiento asombroso. Total:
en 1 402 veces al bate, conectó 494 hits, para average de .352, con 271
anotadas y 112 bases robadas, eso en la liga cubana. Para la liga negra norteamericana,
en 427 desafíos y 1 502 veces al bate, conectó 531 hits, para average de .354,
con 89 dobles, 42 triples, 32 jonrones, 350 anotadas, 343 impulsadas y slugging
de .533. De ahí la presencia de Torriente en los salones de la Fama del Beisbol
nortemaericano, y el cubano, nacido en 1939.
Su gran debilidad fue el alcohol, causa y
culpable de no pocos problemas que apagaron su vida con 44 años, en 1938.
80 años después, todos los documentos
apuntaban a que estaba enterrado en Queens, Nueva York, pues había fallecido en
el entonces famoso hospital Riverside, de esa ciudad, pobre, sin hogar,
consumido por el alcohol y la tuberculosis.
Sin embargo, en el panteón dedicado a los
peloteros cubanos, el Dr Oscar Fernández descubrió un osario identificado con
el nombre del pelotero, con su fecha de fallecimiento debajo.
La información fue compartida con el Consejo
Nacional Martiano Beisbol de Siempre, y desde entonces comenzó una exhaustiva
investigación para determinar, si se trataba o no de recio pelotero. Una tesis
decía que su cadaver fue trasladado a Cuba en 1940, pero no existía documento
alguno que lo reflejara, ni en el cementerio newyorkino, ni en reportes de
prensa de entonces. Había que determinar si era, y el trabajo científico fue
fundamental.
Los restos óseos no dejaban muchas dudas, pero
había una tierra, que no se podía encontrar en el cementerio de Colón, el más
importante de Cuba y donde fue hallado Torriente. Amigos norteamericanos, que
apoyaron desde el inicio el desarrollo de esta investigación, trajeron, del
lugar donde supuestamente estaba enterrado, muestras de tierra para ser comparadas
con las que se tenía aquí. La coicidencia entre ambas muestras, certificó finalmente
que se trataba de Cristobal Torriente.
El pasado 11 de abril, en el 80 aniversario de
su deceso, se le rindió justo homenaje a un Cristobal Torriente, ya
identificado, el mismo, que un 3 de noviembre de 1920, disparó 3 cuadrangulares
en choque de exibición y vio irse en blanco en 3 turnos al legendario Babe Ruth.
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