Por: Mario Herrera
El pasado 11 de diciembre, el futbol cubano
cumplió un año más del ese primer encuentro entre Hatuey y Rovers (Sports Club
Hatuey y Rovers Athletic Club), justamente en 1911. Ya 105 años.
Uno menciona ese término de tiempo y pensaría
en tantas cosas que deberían estar organizadas. Pero no lo están. Por eso
demoré estas letras, y perdonen, pero tanto me molesta escribirlas.
Me molesta porque creo que puede ser
diferente, aun cuando somos un país diferente. Pero en medio de esa diferencia
se pueden hacer cosas interesantes, y no se hacen.
No seré un arrogante, un creído de tener la
última palabra solo por diferir del criterio de quienes tienen una
responsabilidad directa, pero sí seré crítico pues me parece que no es
suficiente lo que se hace; además, es mi papel como prensa. A unos les pagan
por dirigir, a otros les pagan por entrenar; a los más, a los indispensables, a
los enamorados de campo y el balón, no les pagan por jugar, y a mí, bueno,
tampoco me pagan por escribir en este espacio pero sí por trabajos de prensa.
Así que éste es mi lugar; no en el campo de juego, como exigen algunos cuando
no estás de acuerdo con ellos; no en un puesto de dirección (ojalá), como
reclaman otros para que pase por la difícil tarea de encontrar caminos que
ellos no encuentran.
Pero me es difícil justo por una situación
rara que se dio recién en Cuba. La migración, la búsqueda de contratos, de volumen
de juego, de condiciones de juego, de algunos atletas que no son de interés
para la Comisión Nacional, ha traído revuelo en el futbol cubano.
Antigua y Barbuda (¿Quién diría?) ofreció una
oportunidad a los cubanos en su liga. Según me comentan desde allá mis amigos,
los baloneros, los indispensables, la liga tiene nivel. Se juega rápido,
fuerte, duro, hay dominio y en esencia, es superior a la cubana.
La cuestión no está en la liga en sí, sino en
la forma de irse de la mayoría, que no formalizó su contrato con el INDER, como
estipula el máximo órgano rector del deporte en Cuba.
Fuentes nos confirman que estos jugadores, no
tendrán la oportunidad de jugar el Campeonato Nacional, que para colmo de males,
retrocede con una nueva estructura que viola normas de la propia FIFA al jugar
cada dos días un encuentro en la fase de grupos. Incluso se habla de no
permitir a los que sí fueron contratados por el INDER, aunque creo ese tema fue
rectificado según otras fuentes.
Y es donde me provoca malestar. Desde mi
posición, lo aclaro, no estamos dentro, ese fenómeno se pudo evitar con un
trabajo fuerte en la búsqueda de ligas de ese nivel, al menos para los que no
son de interés de la selección, e incluso, me serviría para contrastar el
verdadero avance de los atletas y su utilidad para la selección. Por otra
parte, considero que los seleccionados y reserva, deben ser vistos ya por
instituciones que puedan requerir sus servicios.
Pienso en la generación de Turquía 2013. Ya
andan por los veintitantos y comienzan a hacerse “viejos” e invisibles, lo que
provocará que cada vez se pierda más el posible interés en ellos por
instituciones y sean cada vez menos atractivas las propuestas hasta que en algún
momento, se vayan con la de trapo porque el tiempo hizo que su nivel se
estancara primero, y descendiera después. En eso, considero, se debe ser “agresivo”
y aprovechar las relaciones, e invertir.
De los que ahora mismo están en Antigua y
Barbuda, el trato no debe ser discriminatorio, de apartarlos, sino rectificar,
lo que considero una debilidad de la Asociación de Futbol de Cuba (AFC), al no
aprovechar las posibilidades de ligas cercanas, para insertar, bajo nuestras
condiciones, a los jugadores cubanos. Es mi criterio, que se debe ir y reunirse
con ellos, y legalizar con el que quiera, la relación Jugador-INDER. Si no hay
recursos para ir (lo que dudo bastante), esperar a que regresen y conversar con
ellos, proponerles un plan, un proyecto que sea real, no mentido, de
contratación y espera para su inclusión dentro de nuestro campeonato local.
Pero también esta situación me ha llevado a
pensar en Sander “Keko” Fernández. Líder goleador del campeonato cubano, no es
convocado a la selección por su pasado. Los que conocemos algo de esa historia,
entendemos. Pero también hay que dejar cuestiones atrás y máxime, cuando las
condiciones que había antes, ya no existen. Su hermano migró. Las normas en
esta materia cambiaron y el avileño, tuvo desde entonces todas las
oportunidades de hacerlo, y no lo hizo por decisión propia. Entonces es hora de
volverlo a tener en cuenta, más, cuando necesitamos jugadores con gol. Darle un
oportunidad de redimir lo viejo, es una forma de educar para que no vuelva a
suceder con otros jugadores.
Perdonen tantas letras, pero es que no me
decidía entre felicitar a los futbolistas cubanos, a los indispensables, o
escribir estos malestares propios de quien ama el deporte, a pesar de nunca
haberlo practicado.
A ustedes, los indispensables, los profesores
de los indispensables, los médicos, fisioterapeutas, educadores, ex jugadores,
asistentes y hasta el que carga el cono a los entrenamientos, felicidades. Al
resto, pensemos un poco qué hemos hecho, dónde hemos llegado, qué hemos
logrado, y si les parece suficiente, no se conformen. Siempre falta más. Pregúntenle
a los indispensables.
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