Se encendieron las
alarmas tras el resultado de ayer en la tarde. La selección nicaragüense de
fútbol, en su búsqueda incesante de elevar su nivel, vino hasta La Habana a
jugar un partido amistoso contra la Olímpica cubana. Los nuestros por su parte
aprovecharían la ocasión para enfrentar a un rival superior a los que encuentra
por ahí para entrenarse.
Los nicas llegaron
con un equipo que combinaba dos grupos y varias ausencias importantes, por un
lado, jugadores que estuvieron involucrados en la eliminatoria mundialista
donde casi logran el milagro de eliminar a la poderosa Jamaica; por el otro, miembros
de la olímpica que recientemente habían sido eliminados en dura porfía centroamericana.
De hecho venían con “la resaca” tras no continuar en la pelea por un cupo a la
final olímpica de CONCACAF con sede en Estados Unidos.
Los nuestros sin
jugar partidos de nivel y con ausencias notables como la del volante Yordan
Santa Cruz, sancionado por cuestiones de indisciplina y a quien la comisión
nacional trató de rescatar en dura porfía con dirigentes de las altas esferas
del INDER, pero estos no dieron su brazo a torcer aún ante la innegabilidad de
la necesidad de su presencia en un evento como el que se avecina.