Por: Mario Herrera
Ya lo sabía. Era
una cuestión de tiempo el regreso del Maestrito Peraza al Jarabacoa de la Liga
Profesional de futbol de República Dominicana. Sin asombrarme, por su calidad,
su juego diferente, no puedo dejar de escribir estas palabras que van más allá
de la amistad que tengo con él.
Sabemos que ve de
otra forma el juego. Más inteligente (a mi juicio), sin esa explosividad propia
de nuestro futbol, pero sin temor a jugar rápido, dotado de argumentos no
comunes. Es, como dije alguna vez, la versión cubana del italiano Andrea Pirlo
(salvemos la diferencia), solo que le gusta jugar de “10” y no más rezagado,
donde, particularmente, lo he visto mejor. Pero son esas cualidades las que lo
han llevado a regresar al futbol del Jarabacoa.
EN su primer año
en Dominicana, Roberto Peraza pasó por mucho. La ida, la primera separación de
la familia (valor en extremo importante para él), además de los desmanes que
vivió debido a la demora de una firma para poder jugar en el Atlético Vega
Real, junto a Alberto “Beto” Gómez. Esa demora de unos 10 días, lo sacó de las
posibilidades de jugar como extranjero, según las reglas de la competición quisqueyana,
por lo que fue cedido al Bauer, con buena imagen pero sin ofrecer sus mejores
prestaciones debido a una lesión.
Al año siguiente,
la salida de Bauer de la competición abrió una oportunidad a Jarabacoa de
ingresar en la primera división, y fue llamado. He aquí una disyuntiva: volver
a pasar por el proceso trabado de esperar la firma de un alto dirigente con
otras funciones mucho, pero mucho más importantes, y probablemente perder la
oportunidad, o marcharse y arreglar las cosas por el camino con la Asociación
de Futbol de Cuba.
La lógica indica
que la primera opción era más posible, y fue la decisión que tomó. Sin embargo,
la respuesta de la Comisión Nacional fue una sanción de dos años sin jugar con
la selección. Algo muy triste para cualquier aficionado al futbol que lo haya
visto jugar, para no hablar de él y su familia.
Entiendo el punto
de vista de la comisión: el jugador se iba sin negociar con ellos siquiera una
posibilidad. Pero de ahí, a la baja del equipo patrio, a no contar con él para
nada, va un buen tramo. Es un error garrafal, desde mi punto de vista. Es injusto.
Peraza regresa
todos los años y juega la Liga Sub 23 con el Habana. Si el Nacional de mayores
comienza y está aquí, lo juega hasta donde debe marcharse. Ya fue felicitado y
agradecido por el Ex DT de la capital, Lorenzo Mambrini, al terminar el Torneo
de Ascenso el año pasado. También por comisionados, entrenadores y asistentes
en la capital y otras provincias.
Roberto Peraza, el
Maestrito Peraza, es, sencillamente, un profesional. Su salida es lamentable
para la Selección, injusta, repito. NO estamos en tiempos de más divisiones.
Junto a él, la sanción también llegó al Beto Gómez, con un historial mucho
mayor en el futbol nacional.
![]() |
Keko con la Bota de Oro. A su lado; Dariem Díaz |
Otros jugadores
que buscaron contratos en el extranjero, como Keko Fernández, regresan y juegan
la liga cubana, o lo que le queda a la liga, una vez retornan de Antigua y Barbuda,
mal llamada por algún ignorante, un torneo con nivel de campeonato provincial.
Sander tiene 93 goles, está a casi nada de los 100 y en los últimos 4 años,
terminó líder de goleo en 3, incluso con el regreso y perdidas varias fechas
tras llegar de Antigua.
Llamo a sumar, no a restar. Llamo a convocar,
no a dividir. Llamo a que seamos uno.
Somos pocos, pero
somos muchos. Roberto “el Maestrtito” Peraza, es uno de los nuestros. “Beto”
Gómez, es uno de los nuestros. Eugenio Palmero, es uno de los nuestros. Sander “Keko”
Fernández, es uno de los nuestros. Yasniel “Buena Fe” Nápoles, es uno de los
nuestros. Incluyo a los Danilo Torres y todos aquellos que no son tomados en
cuenta. Sé que caben unos pocos y que éstos han de ser los mejores, pero el
resto también cuenta.
Eso, sin mencionar
el otro tema, el de los cubanos residentes en el extranjero y la famosa
convocatoria de los legionarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario