Por: Mario Herrera
Esta tarde Cuba se
las juega de todas, todas, de cara a tener al menos, un ápice de esperanza de
cara a la fase de octavos de final de la Copa Mundial de Futsal con sede en Colombia.
Tras un inicio
desastroso frente a los subtitulares africanos, ese gol de Alejandro Marrero pudiera
darnos ese respiro ansiado. Pero la verdad, es que está complicado y casi
imposible.
Los nuestros
tienen un balance de menos nueve goles, igual que los australianos, pero ya
estos acumulan tres unidades. Ya el resto de los terceros tienen al menos tres
unidades, a excepción de Colombia con dos, debido a igual cantidad de empates.
Terceros de momento con balances negativos, Vietnam con menos cuatro, Irán,
menos dos. O sea, que sería un milagro si le ganamos a Rusia, Egipto pierde
contra Tailandia y encima, les anotamos más de diez, mínimo.
Muchos errores
defensivos. Poca solidaridad a la hora de apoyar a los arqueros que también
tuvieron su parte.
Se logró una clasificación mundialista, algo que no todos
pueden hacer (México y Estados Unidos no lo lograron en nuestra área), pero la
ambición debe ser mayor.
Una gira, que
según leí ya es problemática y no por culpa de los atletas, unos partidos de
nivel, no borrarán la diferencia. Lo único que harán es mostrarles a los
jugadores, variantes que aquí no ven, alternativas de respuesta que no
acostumbran, debido al nivel acumulado por años de trabajo en otras naciones.
Nosotros, como el
cangrejo, como el deporte cubano en general, nos hemos quedado atrás.
Cuando todos
abogan en el mundo por permitir que las empresas patrocinen los eventos y
torneos nacionales de clubes, nosotros nos cerramos y cada vez se juega menos.
Panamá y Costa
Rica son la muestra viviente de cuánto se puede hacer con voluntad de desarrollar
determinado deporte.
Nosotros cada vez
tenemos menos torneos. EL campeonato nacional se reduce a un evento de una
semana donde los ganadores y subtitulares acumulan la espléndida cifra de…. Cinco
partidos jugados. El ascenso también es prácticamente un chiste, si no, pregunten
qué pasó con el Industriales del año pasado, cómo fue su viaje a Las Tunas, y
cómo, a pesar de ser de la misma provincia, cayó con La Habana en el mismo
grupo, solo para evitar que se cruzaran en la final.
La lista es larga
y al final, solo pagan los atletas. Los insensócratas aprovechan para limpiarse
y de paso, un viejecito por aquí, otro por allá, y la gente critica entonces al
que está en la cancha, al que no aprende más que con la teoría, al que juega
con su corazón y su bolsillo, aquel que hasta quizás se conforme con llegar al
mundial.
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