Por: Carlos Santana María
(Tomado de RT)
La Bandera rusa no ondeará en el atletismo de Río 2016 |
Pasada la noticia
derivada del Brexit, es fundamental seguir los procesos de geopoder que se
desarrollan en el mundo y las incidencias básicas que derivan de ellas. Una de
éstas es la utilización del deporte como arma, especialmente referida al
problema del dopaje, razón por la cual hay que comenzar con preguntas
esenciales: ¿es factible que en la competencia deportiva planetaria sólo un
país sea malévolo, deshonesto, compulsivo, extremo, utilizando sustancias
prohibidas…mientras el resto son simplemente atletas llenos de pureza?¿Es
posible que en el mundo neoliberal no exista el dopaje, la ambición, el fraude,
la codicia, si son sus criterios esenciales de actuación?
Como se conoce, a
partir de cuatro informes periodísticos sobre el dopaje en atletas rusos, el
Comité Olímpico Internacional creó una comisión autodenominada independiente
para estudiar dicha situación. La conclusión fue acusar a la organización
olímpica rusa y sugerir que el Estado era quien promovía dichas actuaciones. A
partir de allí, se ha elaborado un manual de sanciones ya preestablecido en
situaciones políticas internacionales que tienen como primer paso abrir
expectativas de fraude, luego orquestar la campaña y, por fin, castigar sin
documentación válida aunque con la sospecha en ciernes.
Así se comprende
claramente el apoyo del Comité Olímpico Internacional (COI) a la decisión de la
Federación Internacional de Atletismo (IAAF), de suspender a los atletas rusos
de los Juegos Olímpicos del 2016. Se sabe que en noviembre del 2015 la comisión
de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), acusó a Rusia de violar las reglas
antidopaje y recomendó a la IAAF suspenderla de las competiciones bajo su
responsabilidad, incluidos los Juegos Olímpicos. A su vez, la IAAF hizo suyas
las recomendaciones aplicándolas al laboratorio antidopaje de Moscú (WFLA),
prohibiendo realizar cualquier prueba relacionada con la WADA. Además, solicitó
a la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), la descalificación temporal
de Rusia de todas sus competiciones.
Obviamente la
posición ética intransable debe ser la reprobación de toda actuación incorrecta
que suponga dopaje pues, además de atentar a la vida del ser humano, afecta al deporte
y su integridad, especialmente al constatar que se puede ser exitoso a través
del fraude: si un atleta ruso ha violado estos preceptos debe ser sancionado al
igual que todos aquellos que han sido descubiertos, independientemente de su
nacionalidad. Sin embargo, lo que no es acertado es proyectar ataques de modo
unilateral debido a posiciones políticas divergentes empleando al deporte como
el escenario para dicha lucha, de tal suerte que se elimina competidores
utilizando subterfugios.
Cabe recordar que
en el siglo pasado, la pugna entre la ex Unión Soviética y Estados Unidos
respecto a la supremacía deportiva significaba mostrar el nivel de excelencia y
especialización, lo que implicaba superioridad del sistema socialista o
capitalista. En ese sentido, los partidos entre ambas selecciones eran
inolvidables y el básquetbol era un símbolo destacado. No obstante, la
Perestroika organizada por Mijail Gorvachov significó la caída del socialismo a
nivel mundial y la entrega de toda una estructura a la élite neoliberal
confesa. De igual modo, el extraordinario auge del deporte masivo soviético se
perdió parcialmente con los consiguientes efectos en la recreación, la práctica
y el derecho a la actividad física en
condiciones de gratuidad, estimulados por el Estado como un factor indeleble de
la salud en un pueblo.
Las Élites de Poder le roban la sonrisa a Isinbayeva |
Cuando las élites
suponían definido este campo, se ha revitalizado nuevamente la discusión pues
los países soberanistas actualmente limitan cada vez más los espacios de
dominación colonial, lo que obliga a entidades coloniales a aplicar la
violencia aprovechando la burocracia dominante en diversas instituciones
internacionales.
Los últimos casos
confirman el hábito de flagelar a quienes se oponen y triunfan en el campo de la paz, espacio no
deseado por élites guerreras. En esa dirección se entiende los nuevos castigos
(recordando el boicot por parte de la Alianza a los Juegos Olímpicos de Moscú
en 1980), donde ahora la teoría esgrimida es que hubo un programa estatal para
el uso sistemático de esta práctica. Ante ello, la destacada atleta Yelena
Isinbáyeva ha sugerido de modo coherente revisar los resultados de los
controles antidopaje de varios deportistas olímpicos y no sólo de los atletas
rusos. Diversos casos lo comprueban.
En el primer caso,
la UEFA impuso a Rusia una multa de 150.000€ y
suspensión condicional de la
Eurocopa 2016 por disturbios masivos,
conducta racista y uso de pirotecnia, pues tras el partido entre Inglaterra y
Rusia en Marsella una treintena de hinchas rusos invadió la sección donde se
encontraban los aficionados ingleses, arrancó banderas y lanzó bengalas
resultando al menos 31 personas heridas, 300 hinchas detenidos, así como más de
20 aficionados rusos fueron expulsados del país y tres condenados a prisión en
Francia. El día 18 de junio, el periódico británico “The Guardian” escribió que los sucesos en Francia
"despertaron temores en el Gobierno británico de que la violencia hubiese
sido autorizada por el Kremlin y que la mayoría de los hinchas implicados en
las peleas fuesen representantes de los órganos de poder ruso"(¡¡¡¡),
insistiendo en la mano negra del gobierno aunque sin prueba alguna.
Pero nadie recuerda lo sucedido en la Euro 2012 con Polonia |
En el segundo
caso, se ha negado a Rusia la participación en los Juegos Olímpicos,
proponiendo a todo atleta que desee desertar que lo haga bajo las banderas del
COI, similar a las deshonestas propuestas con Cuba como típica fórmula
antivalórica.
En el tercer caso,
la UEFA prohibióa la Selección de Rusia salir a la cancha con brazales de luto para disputar su último
partido de la fase de grupos en la Eurocopa contra Gales, ya que los
futbolistas rusos quisieron conmemorar a los 15 adolescentes y niños fallecidos
en un trágico accidente en la región rusa de Carelia, aunque posteriormente
cambió su decisión.
El cuarto caso
confirma que el Consejo de la Asociación Internacional de Federaciones de
Atletismo (IAAF), ha decidido no volver a admitir como miembro a la Federación
de Atletismo de Rusia (WFLA). De ese modo los atletas rusos no participarán en
los Juegos Olímpicos que se desarrollarán en Río de Janeiro entre el 5 y el 21
de agosto, puesto que no se habrían cumplido los criterios que permitan la
recuperación de la adhesión pese a los documentos existentes en dicho sentido.
El organismo ha votado de forma unánime a favor de mantener la suspensión de
los atletas rusos, al mismo tiempo que ha “sugerido” que los atletas rusos
individuales que demuestren que no se doparon podrían solicitar la
participación en Río 2016 pero como atletas 'neutrales' y no bajo bandera rusa.
En el quinto caso,
la decisión de la Federación Internacional de Halterofilia (IWF), estudiando la
posible descalificación de la Federación Rusa de Halterofilia, ha rebajado
ya el número de levantadores de peso que
participarán en los juegos olímpicos de 2016 debido a “la situación con el
dopaje en el deporte ruso”.
El análisis de
estos hechos donde se viola la legislación vigente, ratifica la politización
extrema (sin olvidar la “investigación” a la FIFA después de aprobar el Mundial
de Rusia), lo que implica moralmente la obligación de denunciar los planes de
las élites neoconservadoras que influyen en las organizaciones deportivas,
planificando trampas para posiblemente preparar un camino que atente contra el
Mundial de Fútbol de 2018. Insistir en un conflicto armado en Ucrania u otro
lugar seleccionado, puede ser la táctica escogida para luego sancionar con esta
propuesta.
Irónicamente la
falta de coherencia neoliberal, que atiza el fuego de la confrontación, se ve
reflejada en que fue Sebatián Coe quien aprobó la prohibición de la Federación
Internacional de Atletismo (IAAF) a los atletas rusos de participar en los JJOO
en Río, siendo Coe el ganador del oro en los Juegos Olímpicos de Moscú,
ignorando el boicot de los juegos por parte del Reino Unido en dicha ocasión.
En 1980, Coe afirmó que no se debía mezclar el deporte con la política.
Cinco reflexiones.
Tal como lo habíamos
pronosticado, pese a todas las afirmaciones que supuestamente mostraban
contradicciones de la Unión Europea al interior, ha acordado prolongar las
sanciones a Rusia por seis meses-hasta finales de enero del 2017- debido
supuestamente a “las acciones de Rusia en la desestabilización de Ucrania (de
cuyo golpe de Estado fue la UE misma la causante),decisión tomada "en el marco de la estrategia de
no reconocimiento" de la reunificación de la península de Crimea con Rusia
y que es vinculante "para todos los ciudadanos de la UE y empresas con
sede en la UE", complementadas con las sanciones relativas a Crimea y
Sebastopol durante 12 meses más, hasta el 23 de junio de 2017. Por tanto, cabe
interrogarse si esta actual situación “deportiva” es básicamente la politización
extrema producto de las frustraciones de una Alianza en decadencia lo que
invita a cinco reflexiones:
- El
castigo es una excelente forma de evitar la competencia y a los atletas con
alto nivel y rendimiento cualitativo que pueden ganar medallas, convirtiendo al
llamado “fair play” en una simple frase de salón.
- Ante
la presión internacional y la existencia de personalidades con mentalidad
transparente al interior del Comité Olímpico, ha debido retrotraer su decisión
política y aceptar que los deportistas
rusos "limpios" de dopaje podrán participar en el evento bajo su
bandera nacional, reconociendo que el propio escándalo no habría cobrado tanta
fuerza si el asunto se refiriera a
deportistas de otros países.
- Según
el abogado deportivo Artiom Pátsev, las declaraciones del periodista alemán
Hajo Seppelt y de la cadena ARD admitiendo en tribunales la debilidad de sus
reportes sobre el dopaje en el deporte ruso, confirman el uso político dado a
dicha información, Aún más, Seppelt ha declarado que creó el documental sólo
para atraer la atención al problema, “para que arreglen las cosas en Rusia” y
no para manchar a alguien. Táctica similar se hizo con el atentado al avión
derribado en Ucrania, los papeles de Panamá, el atentado en Orlando, por lo que
no es extraña esta forma de actuar contra la ética internacional.
- El
empate de Rusia a Inglaterra en el minuto final del encuentro debe haber
disgustado sobremanera a los holligans. Pese a ello, el Ministro de Deporte
ruso, Vitali Mutkó, instó a los hinchas
a obedecer a las autoridades francesas, aunque en una clara intencionalidad
negativa “The Guardian” expuso el 18 de junio que los sucesos en Francia
despertaron temores en el Gobierno británico de que la violencia hubiese sido
autorizada por el Kremlin y que la mayoría de los hinchas implicados en las
peleas fuesen representantes de los órganos de poder ruso.
- Rusia
debería preguntar al COI porqué naciones con resultados sospechosos, aunque
sean aliados coloniales, no han sido apartados de los Juegos Olímpicos y cuál
es la razón para que se castigue precisamente en atletismo, disciplina
deportiva donde los rusos son muy
fuertes. Causa suspicacia pues en la situación de Lance Armstrong, únicamente
fue a él y no a los ciclistas estadounidenses.Es simplemente “extraño” que la
Operación Puerto, donde hubo detenciones en 2006, tras ser incautadas 200
bolsas de sangre pertenecientes a deportistas de alta competición de distintos
países y dirigida contra una de las redes de dopaje más poderosas en Europa,
tampoco llevó a consecuencias tan significativas como en el caso ruso, aunque
en este escándalo habían sido implicados federaciones de España, Italia, Grecia
o Reino Unido.
Desde el geopoder, ante un mundo en conflicto, se abre
como importante alternativa la organización de nuevas entidades que supriman
las existentes o las dejen funcionando como utensilios de la Alianza y las
élites y, a su vez, se cree una nueva estructura de autonomía planetaria como
ya se está definiendo. Así, se verá dos mundos en contradicción y los nuevos
modelos de equicracia se considerarán asequibles al mismo tiempo que los viejos
perecerán. Obviamente dos bloques estarán confrontados por un mundo en crisis,
expoliador, militarista, o una sociedad donde la competencia esté supeditada a
las relaciones de buena vecindad humana y territorial en la cual el deporte sea
esencialmente un instrumento de crecimiento humano, integrador, conciliador,
agonístico.
Para finalizar, el
castigo a Leo Messi por defraudar al Estado Español, aunque justo desde la
legalidad, deja serias dudas sobre la justicia española pues en el caso de la
“Infanta” no se ha actuado de manera similar pese a ser un delito inmensurable
frente al caso del jugador argentino. La pregunta que circula en las redes es
importante: ¿si Messi hubiera sido jugador del Real Madrid y no del Barcelona
catalán, la investigación habría concluido igual? Su respuesta desnuda el papel
político en el deporte.
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